Wiki Akatsuki Afterlife
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Punto en el Desierto
Punto en el Desierto

(砂漠の拠点, Sabaku no Kyoten)

Información
Anterior La Rueda de la Ascensión
Siguiente Cueva de Lobos
Saga Pago en Sangre
Personajes
Kōhei Suenami
Mizuki Yuna
Franken Stein
Jutsus
Elemento Iluminación: Brillo
Rencor Terrestre: Tiro Final
Objetos
Nuibari
Guantes con Garras Retráctiles

Punto en el Desierto (砂漠の拠点, Sabaku no Kyoten) es el capítulo #37 de Akatsuki Afterlife, perteneciente a la saga "Pago en Sangre"

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Apenas comenzaba el albor y los shinobis de Akatsuki Afterlife se encontraban ya en la lejanía de la casa de la anciana, a la cual habían gratificado dejando algo de dinero por la buena atención. Tanto Kōhei como Mizuki debían encontrarse antes del fin del amanecer con Franken, en una locación designada de antemano por Yorumaru.

Entre un desolado y rocoso paisaje caminaban ambos shinobis, bajo la fuerte luz del sol mañanero, el calor comenzaba sentirse y las altas temperaturas no le sentaban nada bien a la kunoichi.

Kōheeei – Acalorada, Mizuki insistía llamando por su nombre a su compañero, con un tono claramente caprichoso. – Mizuki, llevas así prácticamente desde que salimos. – Comentaba algo cansado el shinobi, a quien claramente no le habían dicho que debería soportar estoicamente las quejas de la joven Yuna. – ¡No es verdad! Solo que desde hace una hora que caminar se volvió aburrido. – Explicaba en tono de queja la kunoichi. – Pues hace una hora salimos... – Agregó Kohei, quien dejó sin palabras a su compañera de viaje, al menos por un rato.

Debemos seguir hacia el norte, es normal que el clima se vuelva pesado por esta zona. – Explicaba Kohei, debido a que con el pasar del tiempo y la caminata, las insistencias y quejas sobre el árido clima de parte de la kunoichi no hacían otra cosa más que aumentar. – Ya lo noté, ¿por qué no usamos tu súper velocidad para llegar ya? El calor se está volviendo abrumador… – Decía la kunoichi sin tantos ánimos como antes, hecho claramente resaltable desde su habla. – No es súper velocidad, y no puedo derrochar mi chakra como si este fuera inagotable. Apresúrate, debemos llegar cuanto antes al punto de encuentro. – Respondía seriamente Kohei.

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En una explanada de tierra, con nubarrones de polvo cubriendo todo hasta el horizonte, se habían terminado por reunir el Dr. Stein junto con su congénere Suenami y la joven Yuna. A base de puras señas, Franken los dirigió a un lugar resguardado, al reparo de la tormenta de tierra, polvo y arena que azotaba el lugar.

Una vez dentro, Franken se quitó su manto y lo extendió sobre el piso, para sentarse sobre este. – Bien, bien, ni un minuto tarde ni uno temprano, me han sorprendido Sue-na-mi-kun, Mi-zu-ki-chan… – Tomando una serie de cartas y papeles que había sobre una improvisada «mesa» de piedra y extendiéndolas sobre la misma, Franken marcó una serie de puntos en lo que parecía ser un mapa del lugar.

Bien, me encantaría dilucidar ciertas cuestiones personales sobre cómo les fue en su viaje hasta aquí y si se divirtieron en el desierto hasta encontrarme, pero no tenemos tanto tiempo para jugar. – Tomando un kunai, Franken señaló un punto en el desierto. – Aquí estamos nosotros ahora mismo, ¿ven la recta que hay hacia esta meseta? Por lo que he cacheado del terreno, sabemos que muy posiblemente exista algo dentro, algo que se encuentra tapado de la realidad, posiblemente por un Genjutsu. Intenté dispersarlo, pero no he logrado nada útil. Mi idea es derribar la puerta y entretenerlos un poco. ¿Alguna duda?

Pues, no es por ser pesimista pero… ¿No te parece que derribar la puerta como si nada y entrar a los gritos es un pésimo plan, Stein? – Arguyó Kōhei frente a la estrategia de Franken. – Oh no no, no lo crean así, nuestro objetivo es hacer una incursión temprana, dado que podemos huir como si nunca hubiésemos estado aquí. Si nuestro ingreso funciona bien estableceremos una cabeza en la entrada de la base enemiga y llamaremos a otro grupo para asestar un golpe aún más certero, sino nos retiraremos en velocidad.

Entiendo, pero yo tengo una duda más importante… ¿Tienes agua Franken? Me estoy muriendo con este calor. – Preguntó una jadeante Mizuki al Doctor. – Sí sí, tengo una cantimplora llena de agua sólo para ti, Mi-zu-ki-chan. – Expresó Stein mientras tomaba desde dentro de su morral una cantimplora oscura. Inmediatamente le ofreció la misma, y Mizuki le dirigió una mirada sorprendida, en tanto que el Suenami miraba atónito la situación. – Espero que no estés pensando en hacer otro chiste, Franken… – Expresó Kōhei. – No, no tenemos tiempo para jugar he dicho.

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Una vez terminada de decidir una estrategia de ataque, los tres shinobis salieron del improvisado escondite armado por Franken, posicionándose frente a la «falla» del genjutsu que cubría el lugar.

Muy bien, está todo listo, ¿oficiarías las veces para eliminar esta barrera, Sue-na-mi-kun? – Tomando a Nuibari de su espalda, Kōhei lanzó la misma hacia el punto señalado por Franken, haciendo correr el Shōton: Akarusa por sobre el arma, tirando abajo la barrera que protegía la entrada.

Perfecto, está abajo, ahora nos toca ingresar a nosotros. Mizuki, ¿me harías el favor de tirar esa puerta abajo? – Clavando su Guante con Garras Retráctiles en la puerta, Mizuki torció sus goznes, haciéndola caer. Rápidamente tras esta acción Franken lanzó un Jiongu: Saishū Shageki, limpiando la zona de la entrada de cualquier ser que pudiera estar dentro.

Ha iniciado la partida.
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