Esta página está en construcción por Shirokoneko y Tomjkers2 Por favor, antes de realizar correcciones mayores o reescrituras, contacta con ellos en su página de usuario o en la página de discusión del artículo para poder coordinar la redacción. Si el artículo no se ha editado después de una semana mínimo, por favor quitar la plantilla o reemplazarla por la de esbozo para que otro pueda editarlo.
|
(OVA:友達、知識の交換を作る, Ovu~a: Tomodachi, Chishiki no Kōkan o Tsukuru) | |||
---|---|---|---|
Información | |||
Personajes | |||
Emi Akari Tsuyoshi Atsuryoku Yashamaru Atsuryoku |
OVA: Haciendo Amistades, Intercambio de Saberes (OVA:友達、知識の交換を作る, Ovu~a: Tomodachi, chishiki no kōkan o tsukuru). Esta OVA narra el inicio del entrenamiento entre el Rey Cuervo y la Prodigio de la Espada.
Introducción[]
En una mesa en los jardines de la Mansión de Akatsuki Afterlife, dos personas se encontraban sentadas, tomando unas tazas de té. De una se notaba su opalescente cabellera azabache, que contrastaba con el kimono rosa que llevaba, una katana atada con vendas descansaba junto a su silla; el otro vestía una camisa violácea, de la cual se encontraba desprendido el primer botón, con un collar formado por una singular aleación meciéndose suavemente con el leve viento matutina; los cabellos de ambos se movían suavemente con la brisa, mientras aquellos charlaban animadamente.
Yashamaru: En fin, como te iba diciendo, Emi, te reto a que veamos que es más rápido, si tu Battōjutsu o mi Armadura Aureoférrica.
Emi: Que, ¿Quieres salir con un corte?
Yashamaru: Vamos, no pasará nada, mira, hazlo.
Ambos se levantaron de la mesa, Yashamaru abrió su camisa del todo, mostrando su pecho. Emi tomó la Katana, poniéndola donde la suele llevar, atada a su espalda.
Emi: ¿Estás seguro de esto?
Yashamaru: Tan seguro como que estoy vivo.
Emi: Si eso es lo que quieres...
Emi sacó rápidamente su katana, y en el mismo movimiento la dirigió con una velocidad espeluznante hacia el torso de su compañero; una vez producido el golpe, se produjo un leve chispazo. Pasado este destello, se vio como el arma había hecho un corte en el pecho del joven.
Yashamaru: Ahh, en serio eres rápida, tienes un buen movimiento de muñeca, si no fuese porque levanté una leve capa de defensa primero, el corte sería más grave.
Viendo que había dañado a su amigo, en el rostro de Emi se vio un deje de aflicción.
Emi: Ehh, ¿Estás bien?
Yashamaru: No pasa nada, me curaré rápido.
La mano izquierda de Yashamaru se cubrió de un chakra color verdoso; tras esto, la posó sobre su pecho. Pasados unos momentos, la herida casi había desaparecido.
Emi: En verdad eres bueno con el Ninjutsu Médico, me encantaría que me enseñaras sobre este.
Yashamaru: Jajaja, claro, pero enséñame a manejar mejor mi arma. ¿Te gustaría acompañarme a un bosque para entrenar? Suelo entrenar allí porque está miles de kilómetros alejado del poblado más cercano a él, así no hay posibilidad de dañar a gente inocente.
Emi: Iré contigo Yashamaru y entre más lejos de la gente estemos mejor será para entrenar apropiadamente
Emi toma su espada y la enfunda, mientras que Yashamaru camina guiándola.
El Arte de la Espada[]
Los dos ninjas llegan a lo más profundo del bosque para iniciar su entrenamiento, en esta ocasión Emi sería la sensei de Yashamaru.
Yashamaru: Bueno, ya estamos lo bastante alejados de la gente para no lastimarlos.
Emi: Así está bien, ahora Yashamaru, ¿Podrías dejarme ver tu espada?
Yashamaru sonríe y estira un poco su mano dejando ver pequeños cristales de los cuales empieza a tomar forma y surgir un gran espada.
Yashamaru: Esta es mi katana especial, la Espada Kagami Ancestral, como verás esta espada es una parte de mí.
Emi: Interesante (Sonríe). Ahora Yashamaru déjame ver que eres capaz de hacer con esa espada.
Yashamaru genera varios cortes a los árboles que están a su alrededor, dejando tras ellos unas ligeras llamas, mientras él seguía con estos cortes Emi lo observa detenidamente; sin pronunciar palabra alguna lanza un kunai, el cual frena el corte de Yashamaru.
Yashamaru: ¿Emi sucede algo? (La mira un tanto extrañado)
Emi: Es lamentable, (Suspira un poco) dices que tu espada es parte de ti pero la tratas como un simple objeto a tu servicio.
Yashamaru se sorprende un poco ante lo dicho por Emi, notando una gran confianza en sus palabras.
Yashamaru: Pero, ¿Cómo puedo lograr esa conexión con mi espada?
Emi: Es simple, debes entrenar con ella para generar un lazo, lograr adquirir una confianza mútua.
Yashamaru: (Un tanto confundido) Shiro debió hacer eso para ser bueno con la espada...? Aunque dudo eso, él debió hacer otra cosa.
Emi: La conexión de él y su espada radica en simple fuerza, nada especial. (Gira su cabeza a un costado, un tanto enojada).
Yashamaru: Eh... Creo que no debí mencionarlo...
Emi: Continuando, además tú deberías entender más a tú espada, para ti generar ese lazo debe ser más fácil ya que ella es parte e ti.
El joven esbozo una sonrisa, sin duda Emi era la persona en la cual él decía confiar para su entrenamiento con la espada. Pero en la mente del shinobi aún continuaba resonando las últimas palabras pronunciadas por Emi.
Yashamaru: ¿Tú tienes algo o alguien a quién proteger?
Ante la pregunta la joven quedó por un largo tiempo en silencio, mientras contemplaba dos hojas en una rama, Yashamaru la observó, para tratar de cambiar el tema.
Yashamaru: Iré a entre-.
Emi: La verdad, tengo una persona a la que debo proteger.
Yashamaru: (La miró un tanto interesado en saber quién era aquella persona y procedió a ejecutar la evidente pregunta) ¿Puedo saber quién es?
Emi: (Sonríe y lo observa) Sí me logras dar un corte con tú espada te diré.
Yashamaru: (Con una gran sonrisa) Entrenaré y te daré un corte, ya lo verás Emi.
Interiorización[]
Sentado sobre la rama de un gran nogal, contra el tronco de este, Yashamaru observaba sus propias manos, prestando una especial atención a los cristales que estas tienen incrustadas.
Yashamaru: Meditar... ¿He de pensar en mi mismo? ¿Por qué es que tengo estas habilidades?
A la luz de un rayo del sol naciente, un destello púrpura fue emitido de manera casi inconsciente, hecho que trajo diferentes eventos respecto a sus armas a Yashamaru.
Yashamaru: Mis habilidades... Ya me lo habían dicho hace tiempo. Mi maestro me lo dijo, debo utilizar mis habilidades únicas para proteger, para cuidar a aquellos que me han brindado su confianza; no hacerlo sería una manera silenciosa de defraudarles... Asimismo...
Con el débil susurro de la tela cortando el aire, Emi se dejó caer desde una rama superior hasta apoyar su mano sobre el hombro del Atsuryoku, quien no se dio por aludido
Emi: Yashamaru-kun, ¿estás listo para comenzar el proceso de meditación?
Yashamaru: Claro Emi-chan, pero no creo que en caso de poder entrar en meditación pueda atender lo que sea que vaya a suceder aquí, por lo que me sería de ayuda que te quedases aquí cerca, cuidando que no vaya a pasarme algo, no he hecho nunca esto.
Emi: Atsuryoku-kun, me sentaré en un árbol cercano, tu tranquilo; céntrate en el verdadero propósito de tu ser.
Dando una vuelta mortal en el aire hacia atrás, Emi se posó grácilmente sobre una rama, desde donde observó la situación.
Yashamaru cerró sus ojos, concentrándose en su chakra, una tempestad en calma, columnas de fuego, sus propias manos incendiándose, el purpúreo fuego fatuo extendiéndose como parte de su alma, la forma de una espada, moviéndose la hoja de manera ondulante con la corriente de la misma energía. Bajando lentamente el arma, la apoyó sobre sus rodillas, así como posaba sus manos sobre la hoja.
Emi: Veamos que sucede al volver...
•••
0pxv/9XgHpfrEAe00
El Atsuryoku corría por un corredor bañado por la luz de unas velas fijas en las paredes, muy similares a los de los sótanos de su mismo castillo, en un momento, se vio interrumpido por una sombra, pegada a las paredes del corredor, la cual le lanzó a modo de "bienvenida" una esfera ligera de Oscuridad, la cual él tomó con un Kagami, disolviéndola.
Yashamaru: ¿Quién eres? ... ¿Y por qué me atacas sin motivos? ...
A modo de respuesta la sombra irrumpió en una sonora carcajada, la cual luego silenció al arrojarle al shinobi una peligrosa Fūma Shuriken, que fue a estancarse en un Escudo Aureoférrico.
???: Ohhh, ¿no sabes quien soy? Vamos... Estás en un pasillo solo... Donde nadie más que tu se encuentra... ¿Qué tan raro te parecería... Ser atacado por lo más profundo de tu existencia... En el medio de tu ya perdida mente?
Disparando una pequeña bola de fuego hacia las sombras, Yashamaru logró iluminar las facciones de su contrincante, para descubrir horrorizado su propio rostro, sus facciones algo modificadas: la piel mas clara, de un color símil al de la cera de una vieja vela al derretirse; un cabello blanco cual nieve movida en helada brisa invernal; ojos más apagados, con un color como el de una antigua mota de polvo que ha estado volando en un viejo altillo por mucho tiempo; un perfecto cuerpo degradado de si mismo. Detrás de él podían verse las alas correspondientes al Modo Sabio Cuervo, una de un opaco e impenetrable negro noche, su contraparte de un impoluto y puro blanco lunar. Su sádica sonrisa no era más que un reflejo de su retorcida cordura, atada y sostenida por hilos no mas fuertes que la cuerda de la cual pendía la clásica Espada de Damocles. Extendiendo la mano, la burda copia (¿O la verdadera naturaleza?) de Yashamaru tomó la esfera de fuego, comenzando a quemarse su mano; para cortar las flamas, como si nada sucediese, introdujo uno a uno sus ardientes dedos en su boca, para al sacarles mostrarles sin llamas que los cubriesen; mirando su palma, el fuego quemando como un suave cosquilleo del cual no surgía nada más que un apenas perceptible crepitar, para que esta "copia" escupiese algo similar al fuego que había tomado de sus mismos dedos, salvo que de un color grisáceo, con un pequeño núcleo azulado, que fue a impactar a la palma, dejándola como si nada hubiese sucedido.
Yashamaru: Al menos... ¿Tienes un nombre?
???: Se nota que no eres una luz deduciendo cosas evidentes... ¿Eres terrible, lo sabes Ya-chan? Eres tremendamente bueno utilizando tu mente cuando quieres... Y no puedes deducir algo tan sencillo como esto... ¿No te has dado cuenta aún? ¡Qué acaso no llegas a realizar el hecho que estás en tu mismísima presencia! Debería mostrarte todo el tamaño de tu grandísima y magnánima debilidad...
Con un movimiento casi invisible, tomó por la espalda a Yashamaru, cruzando su antebrazo por sobre su cuello, el shinobi se defendió con una cuchilla de metal, que quedó a milímetros de la manzana de Adán de la "copia"; esta se acercó tanto como pudo al oído del Atsuryoku, tan solo para susurrarle.
???: ¿Qué tan complejo te resulta ver a una forma de ti mismo perfecta y sin restricciones? Ver toda tu repugnante imperfección a flor de piel, mientras puedes ver un ideal de forma completa, de habilidad, de poder completos, la monstruosidad de tu ser en sí mismo sin influencia de nada ni nadie más...
Yashamaru: Escúchame, copia barata...
Moviendo rápidamente la cuchilla, obligó a su "copia" a agacharse para esquivarla, y así dar una fuerte patada en las costillas a este, y luego estamparle contra el fondo del corredor en base a un gran puñetazo de metal, rompiendo algo la dura roca del corredor.
Yashamaru: No pienses siquiera que tu eres un ideal que yo mismo desterré con mi mismísimo acto de pensamiento, tu no eres más que un subproducto de mi mismo infectado de una perniciosa desidia... ¿Perfecto? ¿Sin restricciones? Si tu eres este yo "perfecto y sin restricciones" al que te refieres, prefiero vivir encadenado a todas y cada una de mis debilidades por el resto de mis días...
???: Ja... Jaja... ¡¡Jajajajajajaja!! Tu no lo entiendes... No puedes entenderlo... Si en verdad pretendes poder vivir de una manera "perfecta", poder ser tu mismo sin restricciones... Tienes que domar a tu propio ser de manera irrestricta.
Yashamaru: ¿Domarme a mi mismo?
???: Claro, debes domarme a mi, a tu propia represión, a mi, Yashamaru Atsuryoku, a Tsuyoshi... Tsuyoshi Atsuryoku.
Yashamaru: Tsuyoshi... ¿Atsuryoku? Si tengo que vencerte para poder salir de mi propia mente como debo... Procuraré acabar contigo...
Tsuyoshi: Jugaremos con mis condiciones, Yashamaru-niisan...
Con un chasquido de Tsuyoshi, en las palmas de Yashamaru los Cristales Kagami se deshicieron como si fuesen llevados por el soplar de una brisa, premonitoria de la tormenta.
Tsuyoshi: ¿Puedes afrontarlo ahora niisan? Sin tu Oscuridad...
Chasqueó los dedos una vez más, para que un pequeño destello blanquecino, mezclado con negro, se desplegase por todo Yashamaru, y luego se dispersase en el ambiente.
Tsuyoshi: ... Ni tu Ocaso... ¿No sería más justo pelear solo con aquello que has conseguido legítimamente, "Rey Cuervo"?
Callando ante la pérdida de dos grandes piedras angulares, el Atsuryoku extendió su mano, invocando de esa manera su hoja, la Wasdaña, que con su oscuro filo hizo rotar sobre su cabeza, mientras veía cómo su contrincante utilizaba su Espada Kagami, su propia hoja, contra sí.
Yashamaru: Disfruta mis armas mientras puedas tenerlas... Tsuyoshi-niichan...
Tsuyoshi: Vamos, Yashamaru-niisan... ¿No creerás que un corredor de tu mente es un lugar apropiado para este combate, o sí? Mejor utilizar la arena donde corrió tu sangre, no por morir, no por pelear, sino por sufrir... ¿Te puedes arreglar para combatir en la mismísima arena donde sufriste el tormento de pasar por una muerte más? ¿Puedes afrontarlo en verdad? Respóndeme, Yashamaru-niisan...
En medio de una intensa mirada entre los Atsuryokus, Tsuyoshi chasqueó los dedos, con lo que el mismísimo lugar en que se encontraban, aquellos corredores vacíos de espíritu, pasaron a mutar, realizaron sus trágicas metamorfósis, demostraron como podía cambiar tanto el espacio, la mente de su propio ser.
Tsuyoshi: Vamos... Ya puedes hacerlo... Eres libre de ello... ¡¡Ven, atácame y destrúyeme si puedes!!
Ambos comenzaron una carrera en velocidad hacia el otro, empuñando cada uno su arma, se atacaron entre sí, bloqueandose las hojas de la Wasdaña con la de la Espada Kagami Ancestral. De un salto, Tsuyoshi pasó a ponerse tras Yashamaru, al pasar sobre el hombro de este; le disparó un bláster de sus Cristales Kagami, que Yashamaru desvió con una placa de Aureoferrídio. Disparó un rápido latigazo, que fue cortado en trozos por la Espada Kagami, para luego dar una voltereta hacia atrás.
Tsuyoshi: ¡¡Vamos, vamos!! ¡Divierte a lo más sanguinario de tu ser, sácalo a la luz, que la sangre caiga, desde este Limbo hasta la Judeca a la que estamos ambos condenados!
Cada uno disparó plumas desde sus alas hacia su contraparte, plumas que chocaron entre sí, plumas que se hundieron en la carne de los combatientes, antebrazos con rápidas cicatrizaciones de un fuerte estado Sabio. El Rey Blanco, armado con las dotes del Espejo, Lanza y Escudo, disparando estocadas hacia el Rey Negro, violáceos hilos al viento portante de sagaces fuego y polvo, polvo obsidiana metálico, defendiéndose en su vida contra el atacante parado en el exacto contraborde de su espejo, mismos movimientos, bolas de fuego chocando contra esferas de oscuridad, viento que golpea al vacío, metal que se esconde, golpea por la espalda. Bisturíes que chocan, dan tajos en brazos, piernas, sangre que sigue cayendo, desde ese Limbo, cae en espiral, cae, cae, cae una vez más, una Gran Esfera del Vacío siendo mantenida estática por el Rey Blanco, Guadaña de Viento que la divide, la implosiona, desparrama un infernal torrente de aire, aprovechado por el Falso Rey, para huir, bandada de blancos cuervos despegando desde la misma, perseguidos por sus negros hermanos, rápida Bola Final de la Destrucción, último recurso, frenado por el Desguace Molecular del portador de la Wasdaña, corriente que se deshace en virutas de pura fuerza, choque que tira a ambos contra el otro, una hoja que se hunde sobre el hombro del Negro, brazos cercenados del Blanco, doble corriente de hojas, Wasdaña, Guadaña, festín de sangre y cuervos para todo aquel que presenciase el silencioso asesinato entre dos que son uno.
Yashamaru: ¿A la Judeca? Se que jamás llegaré al Empíreo, pero tampoco estoy condenado a la misma, tengo mi lugar en las gradas del Purgatorio, aunque con suerte bien podría siquiera rozar con una uña el Jardín del Paraíso Terrenal... Deseos, toma aquello que a tu existencia le resulta dañino, y vuélcalo sobre mi ser, encuentra de esa manera lo que te falta a ti para siquiera poder tener imagen en tu mente de lo que verdaderamente simboliza ser un Atsuryoku, Tsuyoshi... No eres más que mi reflejo, sobre un espejo roto en siete pedazos, desdibujándose en tres colores diferentes, radica sobre una única cosa, tu Tsuyoshi "Atsuryoku", no eres más que la debilidad de mi propio ser, eres una gran falencia mía, vuelve a tu jaula, enciérrate en el Tártaro, pasa por el Érebo, el Averno del Hades de mi mente.
Tsuyoshi: Maldito... ¡¿Quién te crees que eres?! ¿Crees que puedes apresarme? ¡¡Inténtalo, si acaso tienes la fuerza para ello!!
Yashamaru: No debo siquiera realizar el intento... Esto está hecho.
El Rey Negro se paró frente al Rey Blanco, quien comenzó a manifestar un Ocaso, color invertido, intentando así regenerarse rápido para evitarse un final cercano; tres personas se formaron de un solo Rey, Rey Negro, parándose formando un triángulo alrededor del Rey Blanco, una enorme mole de metal encerró a este, una pirámide se cernía así sobre el contrarrey. Sobre la pirámide, otra misma invertida sobre un mismo exacto punto, denotando un reloj de arena, tiempo final, la última fantasía para el triunfo del Rey Blanco, movimientos iguales de tres mismos reyes negros, pirámide de luz triangular que se levanta hacia el cielo, seguido de silencio, un crudo y desgarrador silencio. A los pies de la sellada doble pirámide, el reloj detenido, una débil corona, de un blanco silvano, compuesta del más puro chakra, titilaba en símbolos de desaparecer, el Rey Negro la tomó, con lo que esta comenzó a brillar, suave resplandor que ennoblecía las facciones de este, se coronó con la misma, su corona negra junto a la blanca corona del vencido. Un rey prisionero, otro rey libre, un rey sin corona, daba paso al Rey de las Dos Coronas.
•••
Preparando a un Ninja Médico[]
Una suave brisa recorre aquel lugar donde el cuervo había superado el más interno de sus agobiantes problemas, mientras aquel joven se encontraba recuperando el sentido después de aquella experiencia que trascendería más adelante para sus batallas venideras, la joven que lo acompañaba se bajo del árbol sin mayor esfuerzo y se acerco a su lado.
Emi: Vaya.... me has sorprendido, jamas pensé que superaras esta prueba y en especial en un gran tiempo. Me alegra haber conocido a una persona tan interesante como tú Rey Cuervo.
Las palabras de la joven daban a entender como si ella hubiera presenciado la feroz batalla de Yashamaru. Los días pasaron y aquel joven de cabello claro ya estaba recuperado, había descansado lo necesario y sentía algo nuevo en él. Ahora era el turno del entrenamiento de la joven ninja, Emi debía superar el entrenamiento que estaba por definir Yashamaru.
Yashamaru: Bueno Emi-san ahora me corresponde devolverte la ayuda con el entrenamiento que me diste (el joven sonríe amablemente).
Emi: Espero que seas bueno explicando por que si no entiendo algo voy cortando cada prenda que traes.
Yashamaru: ¡Oye nada de eso!, soy excelente como tutor.
Emi: Es una broma...... ¿ya no se puede bromear ahora?, bueno prosigamos con mi entrenamiento.
Yashamaru: Valga broma, bueno como lo explico de la mejor manera... para canalizar tu chakra para curación debes estar muy concentrada, convertir ese chakra en lo más fino que puedas imaginar, como si se tratara de de una cálida brisa, un refrescante rocío mañanero.
Mientras iba explicando a la joven ninja como debía sentir y manipular el chakra, su mano destello una coloración verde clara. Mientras continuaba su explicación, de uno de los compartimientos de su ropa sacó un pergamino, el cual se lo dio a Emi.
Yashamaru: Es muy fácil decir las cosas, pero es mejor llevarlo a la practica, en este pergamino encontraras más sobre como poder enfocar tu chakra para la curación, tal cual lo haría un ninja medico experimentado.
- Continuara