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Lo que soy Capaz
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(何私は有能, Nani watashi wa yūnō)

Información
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Saga Pago en Sangre
Personajes
Ren
Sasaki Kawabashi
Sinon
Objetos
Keiei
Zanbato

Lo que soy Capaz (何私は有能, Nani watashi wa yūnō) es el capítulo #47 de Akatsuki Afterlife, perteneciente a la saga "Pago en Sangre"

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En lo profundo de una oscura base se encontraba un hombre robusto de cabello negro sentado en un trono magistral. Por un pórtico de piedra tallada, apareció un joven pelirrojo que se le acercó y procedió a preguntar al sentado. – ¿Me llamaste, Ren? – Dijo el recién llegado en tanto se acomodaba una venda sobre su ojo derecho. – Sí, envíe a esos tres esclavos a la Mansión de Akatsuki Afterlife.

Interesante… ¿Ya quieres empezar la matanza? – Sasaki se recostó contra un pilar mirando de costado a Ren. – ¿Pero qué cosas dices? éstos son simplemente los preparativos. La verdadera matanza viene después, no podrá ser si no puedo hacerlo en todo su esplendor. – Respondió el pelinegro recostando su rostro contra su propia mano, reposada en el trono. – Tan cínico como siempre… ¿Y bien? ¿Para qué me has llamado?

Esos tres son un hatajo de inútiles, inevitablemente los derrotarán. Quiero que te infiltres dentro de la mansión de esos bastardos sin que siquiera se den cuenta de ello. – Habiendo oído algo interesante, Sasaki se puso a jugar con su cuchillo Keiei. – ¿Cuál es el plan?

Quiero mostrarles los débiles que son, que sepan que no somos gente cualquiera. Usaremos a esos tres como señuelos para que te infiltres, y luego asesines a alguno de sus perros de pelea. – El comentario hizo que Sasaki ahogara una risa, la cual contuvo presionando el lado plano de su arma contra sus labios. – Está bien. Volveré tan pronto como termine el trabajo, aunque no esperes que lo haga metódico, me tengo que divertir de tanto en tanto.

No te los tomes tan a la ligera, Sasaki. Eventualmente vas a morir si lo haces. – Congelándose en su lugar por unos momentos, el shinobi de negro apenas volteó el rostro hacia Ren, para luego volver a mirar al frente. – Me retiro. – Desapareciendo por un nuevo rincón de la habitación, Ren volvió a quedar a solas en el cuarto.

Esto es solo el comienzo… Akatsuki Afterlife. Pronto experimentarán el dolor en su propia carne. – Así, Ren se sonrió a sí mismo mientras se embelesaba en sus propios pensamientos.

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Fue cuestión de unas horas hasta que Sasaki regresó a la base, donde se reencontró con Ren, quien al ver llegar al pelirrojo preguntó a viva voz. – ¿Ya acabaste? – Enseñándole a Keiei, aún cubierto con algo de sangre a pesar de presentar signos de haber sido limpiado en parte, Sasaki respondió. – Sí, cacé a uno de los más fuertes. Ahora mismo, Akatsuki Afterlife es un lugar lleno de confus- – Antes de poder terminar su frase, Sasaki sintió una presencia en los alrededores, llamándose al silencio por un momento.

Parece que hay unos perros de Afterlife por aquí… ¿Te siguieron, Kawabashi? – Haciendo un corte seco al aire, Sasaki terminó de eliminar la sangre del cuchillo. – ¿Te vas a atrever a dudar de mi habilidad, Ren? ¿Qué hacemos? ¿Quieres que salga y los finiquite?

Utilizaré un Genjutsu infalible para ocultar la base, solo cállate para que funcione. – Ren hizo un sello, y la base donde se encontraban se volvió completamente invisible para el exterior. – ¿Así que Yashamaru Atsuryoku y Franken Stein, eh? – Sasaki lanzó su cuchillo al aire y extendió su brazo con la intención de agarrarlo en el aire; sin embargo, Ren tomó su muñeca y le dijo que se detenga. Cuando los dos miembros de Afterlife se fueron, Ren anuló la ilusión.

Entonces es como te digo, Akatsuki Afterlife es un lugar lleno de confusión ahora mismo, ¿sabes? Me enfrenté con lo que tengo entendido era uno de sus mejores miembros, este tal Itami, ¿no? No me pudo forzar a utilizar mi carta maestra, creo que los hemos sobreestimado, Ren. – El aludido negó pesadamente con la cabeza, para responderle con una voz cargada tanto de malicia como frialdad. - No, estás malinterpretando la situación Sasaki; por más que logramos generar caos y temor en esa maldita organización no debes pensar en ellos como un mal menor. Son peligrosos y mucho.

¿Y entonces por qué no atacamos a esos dos que estaban aquí cerca recién? Entre los dos podríamos haberlos hecho pedazos. – Sasaki se soltó con fuerza del agarre de Ren, aunque sin realizar acción alguna contra este. Ren notó inmediatamente como Sasaki se veía cegado por su victoria frente Itami. Era inaceptable, e inmediatamente se puso de pie respecto a su trono y dirigió una mirada sombría a Sasaki. – ¡No seas arrogante! ¿Acaso piensas que verdaderamente lo sabes todo, Sasaki? Esas estupideces son las que te llevarán a ser vencido, debes pensarlo todo fríamente.

Sasaki cerraba su ojo, al tiempo que bajaba su rostro. - Está bien, lo entiendo, pero de todas maneras, si tantos los odias, ¿por qué no los atacaste, Ren? Aquí estaban sin ninguna clase de refuerzo, esos dos en verdad estaban solos. – El aludido volvió a tomar asiento, mientras jugaba con su zanbato, haciéndola dar vueltas sobre su eje.

No quisiera enfrentarme al Cuervo y a la Serpiente al mismo tiempo, en sí suelen ser orgullosos y no toman seriamente a un oponente, casi como si jugaran con él, pero dada la seriedad con la que ellos arribaron aquí y se fueron, dudo que se hubieran dado el lujo de subestimarme y hubieran atacado con todo. – Ren determinó dejar en paz a su arma, y se cruzó de brazos, de pie frente a Sasaki. – Ya veo… ¿En un combate entre nosotros dos y ellos dos no crees que podríamos matarles?

Puede ser, tal vez, pero no es algo que me genere mucha seguridad. Prefiero seguir jugando con las despistadas capas negras hasta darles el golpe mortal. - Sasaki se preparó para retirarse, y procedió a lanzar hacia arriba a Keiei para luego hacerla girar con su mano izquierda rápidamente. – Oh, por cierto, creo que capturaron a uno de los señuelos, hazte responsable de sus fallos, Ren.

Ren rió mientras hacía una serie de posiciones de manos, terminando en el sello Jin. Tras la sucesión, chasqueó los dedos, ruido que se perdió en el silencio de la amplia y oscura guarida. – Tan cínico como siempre. – Murmuró Sasaki antes de desaparecer en las sombras.

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Aprovechando la soledad en la que había quedado, Ren se dispuso a reorganizar la situación. – Bien, Itami Uchiha está fuera de juego, pero esto ha alertado a los de Afterlife. Tarde o temprano nos localizarán, pero dentro de esta base no podrán hacernos nada. – Ren se rió por unos momentos, para luego seguir organizándose. – Lo mejor sería atacarlos en todas partes, en ese caso, dejaré que «ella» destruya la Aldea Shirizu junto con toda la basura.

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Tras unos pocos días, Ren se reunió con Sasaki y una joven de cabello verde. – Bien, ahora que se hallan todos aquí, tengo una tarea para ti, Sinon. – Haciendo una leve, casi imperceptible reverencia, la peliverde respondió al que aparentaba dirigir la situación. – Cuénteme, Ren-sama.

Verás, el otro día Sasaki asesinó a uno de los miembros de Afterlife, lo más probable es que aparezcan pronto. Sasaki se quedará aquí en caso que ellos aparezcan; mientras tanto, tú aprovecharas su distracción para atacar la Aldea Shirizu. Vuélala en pedazos si quieres, pero hazlo. Allí están todos los sucesores de esa maldita organización, así que no estaría de más hacerlos desaparecer. – Terminó de ordenar Ren. – Pff, eso es pan comido, si son sucesores entonces no hay nada de qué preocuparme.

Si lo entendiste, entonces vete ya mismo. No vuelvas a menos que haya un cráter enorme donde otrora la Aldea Shirizu. - Sinon se retiró de la base. En las afueras, creó un pájaro hecho de arcilla y se dirigió hacia Shirizu.

¿Vas a cazar a los sucesores también? – Inquirió Sasaki a Ren. – Machacaré todo aquello que esté relacionado con esos bastardos. No hay perdón en el universo para ellos. – Suspirando, Sasaki dejó escapar de sus labios. – Tan cínico como siempre. – Molesto, Ren se cruzó de brazos. – ¿Podrías dejar de decir eso cada vez que te diriges a mí?

De todos modos, ya ha pasado una semana desde entonces, ¿cuánto crees que tardarán en descubrirnos? – Haciendo unas muescas en la piedra con su zanbato, Ren respondió. – Especulando, diría que mañana.

¿Mañana? Si tú lo dices… Por cierto, aún no me has explicado lo que planeas, ¿quieres atraerlos a todos aquí y matarlos? Eso sería aburrido. – Dijo Sasaki en tanto lanzaba una manzana al aire, partiéndola en ocho fragmentos perfectos con Keiei. – No seas idiota, el campo de batalla ya está definido. Los llevaré a otro lado y ahí nos encargaremos de ellos. Será un espléndido mar de sangre. – Tomando uno de los fragmentos con la punta del cuchillo, Sasaki comenzó a comer. – Suena bien.

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Al día siguiente, Akatsuki Afterlife ya había realizado su movimiento. No tardaron demasiado en llegar a la base. El sujeto que se avecinaba era Franken Stein, quien era acompañado por Mizuki Yuna y Kōhei Suenami. Sasaki los detectó antes que estos se hubieran reunido. – Parece que ya han llegado… – Juntando las manos frente a su rostro, Ren pronunció. – Sí, lo he notado.

Bien. – Dijo Sasaki estirándose. – Ejercitar los músculos no está de más. – Sentenció en tanto se aproximaba a una puerta del salón. – No seas tan infantil Sasaki, son tres y son fuertes. - Ren procedió a realizar sellos de manos y creó varias criaturas espirituales hechas de chakra oscuro, que en poco tiempo ocuparon la base. Sasaki esperó la llegada de los miembros de Aftelife. Cuando estos atravesaron la entrada, fueron atacados por el grupo de bestias espirituales. Durante el transcurso de la batalla, Kōhei fue trasladado a otra zona, donde se encontró con Sasaki, y ambos tuvieron una batalla. Mientras eso transcurría, la chica de cabello verde, Sinon, se encontraba atacando la Aldea Shirizu. Ren observaba todo el desarrollo conjunto con una bola de cristal. Tras un rato, procedió a estirarse y se levantó de su trono de piedra, mientras se dirigía hacia la batalla.

Es hora de demostrarles lo que soy capaz… Perros de Akatsuki Afterlife.
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