(ゾウの伝説, Zō no densetsu) | |||
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Información | |||
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Mizuki Yuna Hikaru Kyōfu Kiromaru |
La Leyenda de Zō es un OVA la cual la protagonizan Mizuki y Hikaru donde enfrentarán a un enemigo en común. El escenario principal será Zō.
perdidamente abandonado elefante gigante.
Ni la tiniebla ni la vorágine de su inclemente bondad
Traerá el final a su marcha constante
Acompañado por la fiel brisa del mar,
olvidado por el inalcanzable tiempo.
Desaparece en su imponente presencia,
Episodio 1: Pueblo Bambú[]
Hacía tan solo unos pocos días Mizuki había regresado de su viaje en la Aldea de la Nieves, y tras su entrenamiento con Kael se sentía mucho más fuerte. Apenas habiendo pasado una semana, Emi avisa a Mizuki de que tienen una misión para ella.
—Yashamaru me pidió que te entregara esto, dijo que eras la única disponible para el trabajo.— Dijo Emi mientras le entregaba un papel en mano.
—¿Oh, y de que se trata?— Preguntó Mizuki mientras ojeaba lo escrito en el papel.
—Es una misión de rastrear y eliminar, me gustaría poder acompañarte pero no puedo.— Comentó algo apenada Emi.
—No te preocupes, me encargaré de esto.— Contestó Mizuki mientras demostraba estar emocionada tras tener una misión luego de su regreso.
—Mira bien, no lo tomes tan a la ligera.— Hablaba seriamente Emi.
—¿Cobra?— Preguntaba Mizuki mientras leía más detenidamente.
—Era de esperar que no estés al tanto. Antiguamente trabajaba para el Clan Kyofu, tras traicionar y exiliarse se ha vuelto un asesino en serie y ha ganado mucha popularidad este último tiempo. Además, es tan buen asesino como espía, por lo que suponemos que posee información importante. Debes tener cuidado.— Explicaba Emi de forma muy seria.
—No hay problema. He entrenado para enfrentar tipos así.— Hablaba muy segura la kunoichi, quien se propuso dirigirse a su habitación para prepararse para el viaje.
—¡Ah! Ya que no podré acompañarte envié a alguien más en mi lugar, se verán en la costa del Pueblo Bambú mañana al mediodía. Cuando lo veas salúdalo de mi parte.— Agregó Emi y rápidamente se retiró de la sala.
Eso último fue algo confuso y llamó la atención de Mizuki, quien sin más se dirigió a continuar con sus preparativos.
Tras una larga noche de viaje, Mizuki había llegado al Pueblo Bambú, un pueblo costero donde abundaba la pesca. La brisa de la mañana la daba un toque muy tranquilo y relajante, expresándolo con un movimiento de brazos estirándolos hacia arriba. Aprovechando que era temprano y aún tenía algo de tiempo libre hasta el mediodía, decidió explorar un poco el pueblo.
Las horas pasaban, y el mediodía había quedado atrás. Mizuki, muy frustrada, se había sentado a esperar cerca de la costa, y mientras comía unos dulces que había comprado observaba el trabajo de los pescadores. Las horas seguían pasando y ella seguía esperando. La noche caía, por lo que luego de comerse varios aperitivos decidió buscar un lugar donde pasar la noche. A pesar de ser tan tarde, parece ser que algunos pueblerinos se pasaban la noche bebiendo alcohol en sus barcos. Al observar específicamente al barco más grande que se encontraba en la costa, llamó la atención de un hombre que tenia una botella en mano. Este de la forma menos disimulada se acercó a ella y le dedicó unas breves pero pausadas palabras, debido a su estado de ebriedad poco se le entendía.
—Una linda chica a estas horas de la noche por aquí. ¡Esto debe ser una ilusión del mar!.—
—Ehh... siento haber causado molestias pero debo irme, ya es tarde.— Dijo rápidamente Mizuki, volteando para retirarse.
—Vamos, yo insisto.— Dijo más rotundamente el hombre, quien la tomó del brazo y forcejeó un poco.
—He dicho que tengo que irme, lo sien...— Decía de forma nerviosa Mizuki, intentando zafarse.
—¡La noche aún es joven! ¡Ven a beber con nosotros!— Gritó el hombre, interrumpiéndola.
En ese instante un fuerte ladrido los sorprende a ambos, disminuyendo la tensión del momento, o quizás aumentándola. Al observar de forma rápida vieron que se trataba de un perro, quien le gruñía al hombre mientras le mostraba sus dientes, como si estuviera a punto de atacarlo. Mizuki parpadeó tres veces seguidas, algo le era familiar, al observar más detenidamente notó que alguien más se acercaba por detrás, aunque no pudo divisar su rostro ya que la capucha que llevaba puesta evitaba que la luz enfocara su rostro.
—¡Maldito perro! ¡Fuera!— Gritaba intentando ahuyentarlo.
—Oye, parece que alguien ladra demasiado.— Comentó el recién llegado.
—Eso mismo digo, los animales son cada vez más ruidosos. ¡Haha!— Contestó rápido el hombre, tras el susto.
—Lo siento, le estaba hablando al perro.— Aclaró seria y tranquilamente.
Debido a su ebriedad tardó en reaccionar, pero finalmente entendió el sarcasmo del joven muchacho que se había acercado. Furioso intento increparlo pero este lo empujó con la palma de su mano, ese simple movimiento bastó para hacerlo caer hacia atrás.
Ya pudiendo observar más de cerca Mizuki lo reconoció, ya que había pasado mucho tiempo de que no se veían no puedo evitar emocionarse.
—¡Kiromaru! ¡Has crecido mucho!— Expresó alegremente Mizuki mientras abrazaba y acariciaba su suave pelaje. A la vez este le contestaba el saludo moviendo rápidamente su cola de lado a lado y lamiéndole la mejilla.
—Oh, y tu...— Volteó y observó a Hikaru, dedicándole una mirada de furia.
—No estarás pensando en abrazarme. ¿Cierto?— Comentó de forma sarcástica Hikaru, terminando por recibir un puñetazo en el hombro.
—Deberías haber llegado al mediodía y llegas a estas horas. ¿Sabes todo lo que tuve que esperar?— Comentó Mizuki, algo enojada.
—¿Mediodía? ¿Acaso no era a la medianoche?— Respondió con la pregunta Hikaru, mostrándose confundido.
Ese comentario la hizo enojar aún más, pero tuvieron que interrumpir la charla al ver que más hombres se acercaban. Decidieron alejarse para evitar problemas, rápidamente encontraron un pequeño hotel de residencia. Al ingresar notaron la presencia de una mujer anciana detrás del mostrador de atención.
—Bienvenidos.— Dijo amablemente la anciana.
—Buscamos dos habitaciones para esta noche.- Fue el pedido de Mizuki.
—Oh, lo siento. Pero ya no quedan habitaciones individuales.- Comentó algo apenada la anciana, quien continuó explicando.
—Esta misma noche una tripulación pesquera llegó y alquiló casi todas las habitaciones. Por otra parte puedo darles una habitación compartida, hay espacio para ambos.—
Hikaru no hizo mas que girar su cabeza, por lo que Mizuki no tuvo más opción que aceptar. La anciana los guió hacia la habitación y les entregó las llaves.
—Por cierto, no se aceptan animales.— Dijo ya en un tono más serio la dueña del hotel.
—Que mal, tendrás que dormir fuera.— Comentó Mizuki con una expresión de tristeza.
—No voy a dejarlo dormir afuera.— Dijo Hikaru de forma seria, refiriéndose a Kiromaru.
—Oh, yo no me estaba refiriendo a Kiromaru.— Aclaró Mizuki, acompañada de una sonrisa inocente.
A pesar de haber quedado fuera, Kiromaru se las ingenió para entrar a la habitación de todos modos, después de todo se trataba de un Ninken, un perro entrenado. Mientras tanto Mizuki y Hikaru entablaban una amena charla sobre el tiempo en el que no se vieron, esta le explicaba que se había unido a Akatsuki Afterlife y se encontraba en una misión, mientras que Hikaru le comentaba que también tenia una misión por parte de su hermana. Tras un rato de entender de que ambos tenían el mismo objetivo, empezó la disputa por quien dormiría en la única cama de la habitación. Para cuando se dieron cuenta, la cama ya había sido ocupada por Kiromaru quien estaba recostado en ella panza arriba y completamente dormido.
Episodio 2: El Mito de la Isla Perdida[]
Ya había amanecido y los tenues rayos del sol entraban por algunas rendijas de la pequeña ventana de la habitación. Tanto Mizuki como Hikaru se habían quedado dormidos en el suelo, éste último fue el primero en despertar y se reincorporó tras una expresión de incomodidad. Primero observo a su fiel compañero, Kiromaru, profundamente dormido sobre la aparente comodidad de la cama, luego dirigió su mirada hacia Mizuki que estaba durmiendo cerca de él tan dulce y serenamente. Lo único que se podía oír eran voces en la lejanía, probablemente provenientes de la costa, y el sonido del canto de las aves de la mañana.
Algo llamó la atención de Hikaru, su instinto le alertaba de algo. Sigilosamente se levantó, su olfato le indicaba que algo había en el pasillo del hotel, se acercó a la puerta y bruscamente la abrió, tomando por sorpresa al intruso que se encontraba detrás de esta. El susto fue tal que cayó hacia atrás y gritó ante la fría mirada asesina de Hikaru, esto despertó a Mizuki, quien sin pensárselo dos veces saltó hacia Hikaru y de un fuerte golpe lo envía a volar unos pocos metros por el pasillo.
—¡En que estas pensado! ¡¿En serio ibas a matar a un niño?!— gritó Mizuki.
—L-Lo.. Lo siento.— dijo aterrado el joven chico, entre tartamudeo y lloriqueo.
Hikaru se reincorporó y suspiró, sin decir nada. Mizuki se acercó al chico y se aseguró de que estuviera bien. Rápidamente llega la dueña del hotel para ver que era lo que estaba sucediendo, a lo que el chico corre hacia ella llamándola "abuela".
Minutos más tarde fueron invitados a desayunar como disculpas por lo sucedido. En una poco amplia habitación que servía como comedor del hotel se encontraban sentados en la mesa Mizuki, Hikaru y a su lado Kiromaru, y frente a ellos el chico que se disculpa nuevamente y se presenta como Wisp, un novato pescador de once años. Mientras esperaban que la anciana les sirviera el té que les había prometido, el ambiente era bastante incomodo. Hikaru no paraba de bostezar mientras miraba perdidamente en diferentes direcciones, Mizuki tocaba su cabello asegurándose de no estar despeinada, Kiromaru recostado en el suelo seguía durmiendo y Wisp con la cabeza gacha sin levantar la mirada, tanto por vergüenza como por culpa.
—Ya ya, no es para tanto. Aún así deberías ser más precavido con eso.— Comentó Mizuki intentando romper el hielo.
—Es que... mi abuela me comentó que se encontraban dos ninjas y quise saber como eran.— Aclaró Wisp, con una mezcla de vergüenza y emoción.
—¿Ninja?— Expresó Hikaru con un tono confuso.
—Bueno, ya que no nos presentamos... Mi nombre es Mizuki y soy una kunoichi proveniente del País de la Nieve.— Habló amablemente Mizuki.
—¡Woah! Realmente eres genial, y tu nombre se parece al de una criminal miembro de la organización de las nubes rojas.— dijo emocionadamente Wisp.
Ese comentario alertó a Mizuki, realmente no esperaba que un niño supiera sobre eso. Acto seguido Wisp sacó de su pequeño bolso un libro en malas condiciones, cuya tapa estaba casi borrosa por completo.
—Mira, aquí está, ella es...— Dijo Wisp quien terminó por pausarse al ver que la imagen del libro coincidía con la apariencia de Mizuki.
Tanto el niño como la kunoichi mostraron una expresión de sorpresa. El cruce nervioso de miradas, interrumpidos por un bostezo de Hikaru, mantuvo en silencio el ambiente durante unos segundos.
—¿Como conseguiste un libro bingo?— Preguntó de forma curiosa Mizuki.
—Lo encontré hace un año en la costa, lo trajo la marea.— Contestó tímidamente Wisp.
La tensión se cortó de un momento a otro con el regreso de la abuela de Wisp, quien amablemente sirvió té a sus poco convenientes invitados. Wisp seguía algo nervioso pero tras ver una cálida sonrisa de parte de Mizuki entendió que no debía estarlo. Eso bastó para que se diera cuenta de que ella no era la criminal que describían los escritos que había leído.
Tras el agradable desayuno y el amable trato de la anciana, ellos se despiden y empiezan a caminar por la costa acompañados de Wisp quien los sigue pero con un caminar más lento. Mizuki ralentiza su paso para estar a la par de él, ya a su lado le pregunta porque los sigue, a lo que Wisp tímidamente pero a la vez con algo de emoción le pregunta curiosidades.
—¿Los demás miembros de la organización son geniales no es así?— Preguntó Wisp, demostrando su interés por los ninjas.
—Si lo son, aunque hay mucha variedad dentro del grupo.— Contesto Mizuki con poca seguridad.
—Entonces, deberías saber algo sobre Zō- Se mostró exaltado Wisp, llamando la atención Hikaru quien giró su cabeza y alzó su mirada hacia atrás por encima de su hombro.
—No recuerdo haber oído nada sobre eso- Dijo Mizuki, lo que desanimó un poco a Wisp.
—Zō... según sé es una leyenda sobre una la isla perdida.— Interrumpió Hikaru.
—¡Esa misma! Según se cree es una isla que aparece y desaparece por aguas cercanas, tierra de nadie, como si se tratase de un cuento de fantasía.— Explicó Wisp.
—Estamos aquí para buscar a un potencial criminal desaparecido, no para buscar a un trozo de tierra que...— Decía Hikaru para luego hacer una pausa seguida de un parpadeo, en señal de que una idea había venido.
—¿Será por eso que se ha perdido todo rastro de él?— Se preguntaba Mizuki, quien rápidamente captó la deducción de Hikaru.
Wisp sin entender demasiado los observa con una expresión de confusión, al igual que Kiromaru. La idea propuesta es buscarlo adentrándose en las profundas aguas pero no tenían como, rápidamente Hikaru pensó una solución por lo que tras comentar que tenía una idea les pidió que lo siguiesen.
Episodio 3: En Busca de Zō[]
Ya en el puerto Hikaru se detiene por un momento y agudiza su olfato, mientras tanto Wisp sigue algo confundido. Acto seguido Hikaru observa en una dirección específica, lo que Mizuki también observa hacia allí, pudiendo ver que se trataba de un gran barco pesquero anclado en el muelle.
—Ya veo. ¿Como piensas tomar un barco?— Decía Mizuki mientras se cruzaba de brazos.
—A la fuerza.— Contestó Hikaru con su natural seriedad.
—No creo que sea lo mejor, piensa que no tenemos conocimientos de navegación.— Hablaba sabiamente Mizuki.
—Entonces los obligaremos a que naveguen por nosotros.— Sugirió Hikaru nuevamente de forma seria.
Con precaución se acercaron al muelle y allí pudieron observar que se encontraba el hombre que incordió a Mizuki la noche anterior, este acompañado de sus compañeros en su gran barco pesquero. Wisp observaba junto a ellos preocupado porque se trataban de muchos hombres, fue entonces cuando quiso comentar al respeto que notó que estaba solo, para volver a observa hacia el muelle y allí estaban. Mizuki, Hikaru y Kiromaru, parados frente a los hombres que cargaban algunas cajas y elementos hacia su barco.
—¿Se les ofrece algo?— Preguntó el hombre más cercano a ellos.
Mizuki dio un paso adelante y seriamente manifestó. —Necesitamos el barco, en nombre de Akatsuki Afterlife les pido que naveguen para mi, los recompensaré de ser necesario.—
Tras unos segundos de silencio, la mayoría de los hombres empezaron a reír a carcajadas. Acto seguido, Mizuki, de su bolso saca su capa, negra y con unas llamativas nubes rojas, y la reposa sobre sus hombros. La brisa torneaba su imagen acompañada de la capa de la organización que ondeaba al igual que los mechones de su cabello, mientras avanzaba caminando lentamente. Esto inmediatamente detuvo la risotada de los navegantes, quienes dirigieron una mirada seria. En su caminar, el hombre más cercano a Mizuki lanza un golpe dirigido a su rostro, pero ella con un rápido movimiento de su brazo derecho desvía el brazo del hombre y lo golpea en el estómago, dejándolo sin aire y obligándolo a caer arrodillado.
—¿Alguien más quiere oponerse?— Preguntó con completa calma y seriedad la kunoichi.
Inmediatamente todos los presentes comenzaron a movilizarse rápidamente para alistar el barco y su partida. Lo sucedido había dejado asombrado a Wisp e incluso a Hikaru quien expresó que eso estuvo bien, inclusive Kiromaru, extasiado igual que los demás, movía su cola de lado a lado.
Pocos minutos fueron los que transcurrieron para que el aviso de que podían zarpar llegaba a oídos de Mizuki. Era hora de despedirse de Wisp quien los acompaño durante el día. Tras abordar él los saludaba levantando los brazos desde el muelle, mientras que Mizuki también se despedía levantando su brazo y le gritó que se cuidara, Kiromaru también ladró en señal de despedida a lo que Wisp también les respondió que se cuidaran. Ya se habían alejado lo suficiente del puerto, lo suficiente que apenas era visible a la distancia. Como era de esperarse, los inconvenientes no tardaban en llegar. Para empezar, no tenían rumbo fijo, de hecho, buscaban una isla la cual ni siquiera estaban seguros de que existía. La credibilidad de los navegantes era nula y dudaban de la palabra de Mizuki, quien había prometido recompensarlos. No pasó mucho tiempo para que el primer ataque sorpresa ocurriera, Hikaru actuó rápidamente y logro detener al atacante de Mizuki antes de que lograra su objetivo, rompiéndole el brazo con el que sostenía un cuchillo.
La paciencia se perdía con el paso de las horas, a pesar de eso la tensión desapareció cuando luego de varios intentos por parte de los navegantes, quienes sin más opción decidieron cooperar de forma definitiva. Al parecer ninguno de ellos poseía conocimientos suficientes sobre la leyenda de Zo, pero todos estuvieron de acuerdo que emprender ese viaje había sido una completa locura.
Dos días ya habían pasado y los recursos se estaban acabando. El capitán del barco anunció que la comida y el agua escaseaban. Las esperanzas de Mizuki se desvanecían poco a poco, pero era Kiromaru quien peor lo pasaba, puesto que padecía de nauseas de tanto viajar. El tercer día de travesía estaba por cumplirse, cuando por la mañana los fuertes oleajes sacuden al barco, poniendo alerta a todos a bordo. Con todos en cubierta, notaron que apenas podía divisarse el amanecer debido a que estaban rodeados por una espesa niebla. Para los experimentados navegantes era sumamente extraño ese suceso ya que de un momento a otro no suceden cosas como esa.
Tras navegar prácticamente a ciegas, de entre la tupida niebla logran divisar lo que pareciese ser un pilar gigante. El oleaje había disminuido y la decisión de acercarse fue unánime, las hipótesis de la misteriosa y gigante silueta eran inconclusas. La conjetura más acertada era la de que se trataba de un cúmulo rocoso que sobresalía del mar, superando la teoría de que era una ilusión de entre la neblina. Ya más cerca, la neblina casi se había esparcido por completo pero la luz del sol seguía sin alumbrar, siendo aún más extraño.
Al cabo de unos minutos, Mizuki logró entender de que se trataba. —No me lo creo.— fue todo lo que necesitó decir para que Hikaru lograra entender también. Mizuki uso el Jutsu de Invocación e invocó a Garuda, un Halcón de gran tamaño y se montó sobre este. —Subiremos.— Dijo de forma completamente decidida. Hikaru y Kiromaru saltaron también a lomos de Garuda quien de un fuerte aleteo emprendió vuelo.
Episodio 4: Confrontación[]
—Como recompensa olvidaré que me atacaron en repetidas ocasiones.— Aclaró Mizuki como despedida, mientras los navegantes veían como se perdían en la vista entre la niebla que se encontraba encima de ellos.
Tras subir varios metros se percatan de que no era una isla ubicada sobre un pilar rocoso, claramente superaba las expectativas y rompía con los esquemas de la imaginación. ¡Se trataba de un gigantesco elefante! Por muy loco que suene es real, como si de un cuento de fantasía se tratase, notaron que el "pilar" que intentaron superar era tan solo una pata de un colosal elefante, y apenas se encontraban a un lado de este. Tras unos cuantos minutos se acercaban a lo que parecía ser la cima, donde comenzaba el lomo del elefante. Garuda hacía sus últimos esfuerzos por aletear mientras que Mizuki lo alentaba a seguir esforzándose.
Ya en la cima pueden notar que se trata de una isla a lomos del elefante, podían contemplar lo que parecía ser el inicio de un bosque, y sin más alternativas se adentraron. El silencio los dominaba, tal vez porque sus mentes no habían asimilado aún donde se encontraban. Abriéndose paso entre la arboleda llegaron a lo que pareciera ser parte de una ciudad o poblado, lo pudieron notar por las edificaciones que, a pesar de estar destruidas y en escombros, indicaban que había o hubo civilización presente.
—Todo se encuentra en ruinas y parece abandonado.— Comentaba Mizuki quien no salia de su asombro.
Kiromaru se encontraba más adelantado y usando su olfato intentando seguir algún rastro, pero al parecer todos eran olores desconocidos para él.
—Sea como sea, no debemos olvidar que es territorio desconocido.— Deducía Hikaru.
—Siempre tan sensato, eso es lo que me agradó de ti.— Se escuchaba una voz distante, lo que obligó al trío de intrusos posicionarse en guardia.
Desde detrás de unos arbustos hizo su aparición, un hombre de mediana edad. Mizuki lo reconoció ya que había visto su foto en los archivos de información que poseía y Hikaru lo conocía desde hacía mucho tiempo, se trataba ni más ni menos que el mismísimo Cobra. Instintivamente Kiromaru se posicionó frente a él y con completa hostilidad empezó a gruñir mientras hacía visibles sus colmillos.
—Vaya vaya. Pero si vienes acompañado de una bonita compañera.— Comentaba Cobra, hablándole directamente a Hikaru mientras expresaba una cínica sonrisa.
—Termina con tus tonterías.— Recibió como respuesta cortante.
—Y dime... ¿estarás dispuesto a sacrificarla a ella para atraparme? No sería la primera vez.— Decía Cobra entre risas sobrantes.
En ese preciso instante Hikaru se percató del plan de Cobra, una simple orden bastó para que Kiromaru se lanzara sobre el antagonista, llegando a morder su brazo izquierdo ante el reflejo de defenderse. El forcejeo empezó pero estaba claro que no lo soltaría fácilmente. Hikaru volvió su vista hacia un costado, observando a Mizuki, para ese entonces la kunoichi ya se encontraba tendida en el suelo y esforzándose por no desfallecer por completo. De forma casi inmediata Hikaru se movió rápidamente y tomó a Mizuki, para retirarse del área. Mientras tanto Cobra se lanza sobre su atacante canino, utilizando el peso de su cuerpo para inmovilizarlo.
Ya a varios metros de distancia, Hikaru seguía alejándose mientras se movía por el bosque cargando a una adormecida Mizuki, la cual al cabo de unos pocos minutos despertó. Al ver que ella mostraba rastros de ir cobrando la conciencia Hikaru decidió bajarla y con cuidado ayudó a que se repose al pié de un árbol.
—¿Que crees que haces?— Preguntó de forma exaltada Mizuki.
—Que forma más extraña de dar las gracias.— Comentaba sarcásticamente Hikaru en respuesta.
—¡Dejaste a Kiromaru allí!— Expresaba Mizuki.
—No tenía otra opción, no podía ayudar a ambos.— Respondía ya de forma sería Hikaru.
—Entonces es verdad lo que dijo... ¿también me dejarás a mi si es necesario?— Palabras crueles que provenían de Mizuki.
Esto provocó la furia de Hikaru quien con rápidos movimientos empujó a Mizuki de espaldas contra el árbol más cercano mientras la tomaba por sus ropas. —No sabes de que estas hablando.— Habló el voz baja Hikaru, intentando controlar su ira. En ese instante nota como la humedad tropical que los rodea cambia a una seca y fría atmósfera. Dando un salto hacia atrás se alejó de ella y expresó —No quieres hacer esto.—
—Parece ser que la que no tiene opción esta vez soy yo.— Respondió Mizuki expresando desconformidad.
—La tienes. Estas bajos los efectos de toxinas.— Decía Hikaru mientras lentamente tomaba una postura para defenderse.
Como él esperaba, sin respuesta alguna Mizuki lanzó su primer ataque. Tras unos rápidos movimientos la kunoichi ataca usando el Jutsu Elemento Hielo: Tormenta de Golondrinas de Nieve, obligando a Hikaru a saltar hacia un lado para luego hacer uso del Jutsu Elemento Hielo: Tormenta de Nieve, cuya ventisca alcanza a Hikaru y arrasa con todo a su paso. Para cuando se dispersa se puede apreciar como todo en la zona quedó afectado por el jutsu, inclusive Hikaru. Algo aturdido se levanta para mostrar una fría y penetrante mirada, estaba decidido.
Las tornas habían cambiado, ahora era Hikaru quien se preparaba para atacar, luego de agazaparse saltó y empezó a moverse a toda velocidad, dejando rastros visuales de él apenas notables, acorralando a Mizuki y esperando a que baje la guardia. La rápida reacción de la kunoichi la llevó a pensar una solución casi inmediata, por lo que nuevamente posicionó sus manos en señal de ejecución de un jutsu, usando su elemento hielo creó varios picos de hielo a su alrededor, encerrándose a si misma dentro de una barricada de hielo punzante. Con una idea simple solo dejó un solo ángulo de ataque libre, y como esperó Hikaru se posicionó con un gran salto sobre ella. Rápidamente reaccionó creando un pico de hielo gigante en forma de lanza, pero para su sorpresa Hikaru de un puñetazo hizo añicos el hielo, cayendo al lado de ella, tomándola por detrás mientras que con una mano agarraba el brazo de ella y con la otra sostenía una espada corta que había sacado de entre sus ropas, apoyándola a la altura del cuello de la retenida kunoichi.
—Si no te detienes no me volveré a contener.— Comentaba, casi susurrando al oído.
—No te he pedido que lo hicieras.— Respondía de manera seria Mizuki, mientras lo observaba de reojo.
Episodio 5: Mordida Venenosa[]
De un rápido movimiento el filo de la hoja cortó el cuello de la kunoichi, pero inmediatamente este se convirtió en hielo y terminó por fragmentarse. —¿Como supiste que se trataba de un clon?— preguntó Mizuki, apareciendo varios pasos detrás de él.
—Las copias no desprenden el mismo olor que el cuerpo real.— Contestaba Hikaru, mientras guardaba el arma que blandía entre sus ropas nuevamente. Parados frente a frente en silencio, cruzando miradas, apenas una leve brisa resonaba de fondo en el gélido ambiente que se había creado por el chakra de Mizuki.
—Normalmente ya estarías pensando en la forma de traer a Kiromaru de vuelta, pero en su lugar estas enfrentándome y cuestionando mis decisiones.— Comentaba Hikaru.
—¡No hables como si me conocieras!— Contestó Mizuki en un grito de ira. Lanzándose directamente hacia él con una seguidilla de puñetazos y patadas, las cuales no surtían efecto frente a alguien experto en taijutsu como lo era Hikaru. Acto seguido, el sabueso dio un pequeño salto y, girando sobre su propio eje, lanzó una patada impactando de lleno en el cuerpo de la kunoichi, la cual salió despedida por el golpe. Esto no logró hacerla caer ni mucho menos detenerla, solo dio unos segundos de silencio donde el cruce de miradas era una señal de la tensión que había entre ellos.
—¿Estarás dispuesto a sacrificarla a ella para atraparme? No sería la primera vez.— Las palabras de Cobra resonaban en la mente de la kunoichi. —Ya has dejado a Kiromaru y tarde o temprano me dejarás también. ¡Tus compañeros no valen nada para ti!— Gritaba Mizuki con furia, mientras su cabello se volvía lentamente más claro, y sus ojos brillaban con un esplendor lila.
Como si un puñal se calvase en su pecho, Hikaru sintió una sensación en su interior, un dolor que jamás había sentido antes. En un vaivén de emociones y con la guardia baja, Hikaru salió volando hacia atrás de un fuerte golpe, atravesando toda la espesura del bosque detrás de él y desapareciendo a la distancia. Esta vez, Mizuki lo había golpeado con mucha más fuerza que antes. Ella terminó por caer arrodillada y, mientras su cabello nuevamente tomaba su color original, quedó en shock durante unos segundos terminando por notar que una lágrima caía de su ojo izquierdo.
—¿Que sucedió?— Pensaba constantemente Mizuki, intentando comprender su fuerte dolor de cabeza mientras caminaba cansadamente, arrastrando sus pies en cada paso, como si su cuerpo pesara toneladas. Apoyándose entre los árboles, avanzaba lentamente, su respiración mantenía un ritmo agitado y su temperatura corporal parecía estar en ascenso.
—Vaya vaya. ¿Pero que tenemos por aquí?— Se escuchó a la distancia. Definitivamente este podía ser el peor panorama para la kunoichi. Levemente alzó su mirada y pudo observar a un hombre a la distancia. Tardó en distinguir de quien se trataba, a pesar de no haber muchas opciones, su visión por momentos se volvía borrosa provocándole mareos.
—Veo que se estuvieron divirtiendo sin mi.— Expresó irónicamente Cobra. Mientras que lentamente, paso por paso, se acercaba a la debilitada Mizuki. Está rápidamente responde posicionándose en guardia y moldeando el chakra a su alrededor. —Oh, vamos. No tienes porqué ser tan fría conmigo.— Deteniéndose, de entre sus ropas sacó sin disimulo alguno un pergamino, el cual dejó caer a los pies de la joven Yuna. Por el impacto al caer, este rueda brevemente y se extiende, liberando su contenido sellado. Del mismo comienza a brotar una gran cantidad de gas espeso, que rápidamente la envuelve y se extiende por todo el lugar.
Por otra parte, Hikaru se despertaba y de un brusco movimiento se reincorporó, lo que causó un fuerte dolor en su pecho. Al observar a su alrededor, luego de recordar lo sucedido, notó que desconocía su ubicación, deduciendo que se encontraba muy lejos del último lugar del que tenía recuerdo. Sorprendido, notó que su sentido del olfato había aumentado, aunque no de forma literal. Al parecer el alboroto causado en la batalla dispersó lo que parecía obstruir y limitar su olfato.
Episodio 6: ¡Peligro! El Gas AT liberado[]
Hikaru se movía lo más rápido que podía, poco a poco salía del espeso bosque. Llegando a un área con ausencia de árboles y plantas, se encontró con una destruida morada. Su estructura denotaba su antigüedad, puesto que sus paredes estaban construidas con un material desparejo, además de que parte de estas estaban quebradas. Su olfato no le fallaba, definitivamente lo había llevado al lugar correcto.
Todo lo que fuese un organismo viviente en el área era consumido lentamente producto del gas. Como si de ácido se tratase, este hizo que toda la flora pereciera y se marchitase en cuestión de segundos. Mizuki instintivamente actuó cubriéndose su boca y nariz para evitar inhalar el gas tóxico. —Déjame decirte que es inútil. Nada puede evitar a este gas, no solo entra por vías respiratorias, sino que se adhiere a todo y lo consume hasta la muerte.— Explicó de forma simple Cobra, mientras denotaba su cínica sonrisa nuevamente.
Mizuki observó el reverso de su mano y noto como su piel se oscurecía levemente, a la vez que sentía un fuerte ardor allí mismo, al igual que en diferentes partes de su cuerpo. —Parece ser que ya está haciendo efecto en ti. Es una lástima, pero ni yo conozco un antídoto que neutralice esta toxina.— Habló Cobra, mientras con calma observaba a la adolorida kunoichi. Rápidamente Mizuki saltó hacia la espesura y comenzó a correr, en un intento de alejarse del área afectada para evitar que su cuerpo se vea aún más afectado. Tras unos pocos metros se dio cuenta de que era inútil, sus piernas ya no respondían, por lo que cayó de rodillas, —Es interesante que después de acumular tanta fatiga puedas seguir moviéndote. Pero no por mucho más, estuviste en contacto directo con el gas y hasta tus ropas se ven afectadas.— Cobra estaba en lo cierto, la misma ropa que Mizuki vestía se consumían lentamente, haciendo visible manchas por todo su cuerpo.
—Tienes el honor de ser la primera en la lista. Uno a uno caerán, todos ustedes.— Apenas oyendo lo que Cobra decía, Mizuki buscaba una forma de recuperarse aunque sabía que era inútil, y su última esperanza era el Sanjutsu, pero el ardor que recorría todo su cuerpo le impedía concentrarse. Siendo una situación completamente desfavorable para ella, tendida en el suelo, y con sus ropas y piel consumiéndose por el ácido gaseoso, aprovechó su último aliento y de un rápido movimiento de manos utilizó su jutsu de Picos de Hielo, lo que tomó por sorpresa a Cobra quien por acto reflejo dio un pequeño salto hacia atrás, pero no fue suficiente puesto que un pico de hielo lo alcanzó y se clavó en su brazo izquierdo.
Con sus últimas fuerzas la joven Yuna había logrado herir a Cobra. Este, sorprendido pero completamente enfadado, zafó bruscamente su brazo del hielo que lo retenía, lastimando aún más su antebrazo. Esto no pareció importarle ya que lo había cegado su furia. Mizuki desfallecía lentamente, mientras sus sentidos se perdían, ya no sentía dolor y su visión se volvía cada vez más borrosa.
Cobra se dispuso a darle un golpe letal, completamente enfadado y fuera de sí, sacó un cuchillo de entre sus ropas y alzó su brazo con cuchillo en mano. Mizuki ya se encontraba inconsciente tendida en el suelo, sus ropas apenas cubrían su malherido cuerpo, mientras que las hojas y ramas de los árboles próximos al lugar caían creando un escenario fúnebre, la misma naturaleza moría lentamente.
—¡Muere!— Al grito, Cobra atacó con intenciones de apuñalar el frágil cuerpo de la desprotegida kunoichi. Pero para su sorpresa terminó por clavar su cuchillo en un tronco. Confundido, Cobra elevó su vista y entendió de que se trataba. Hikaru estaba parado a unos pocos metros de distancia, sosteniendo el cuerpo moribundo de Mizuki. Este esbozaba un gesto de completa ira, para luego desaparecer de su vista.
—Que oportuno...— Fue todo lo que llegó a comentar Cobra, entre su frustración.
Episodio 7: La Arpía y el Sabueso[]
Oscuro y húmedo, fue lo primero que vio y sintió Mizuki. Rápidamente abrió los ojos, se reincorporó y observó a su alrededor, junto a ella estaba Kiromaru, quien al verla despertar se reincorporó también y comenzó a mover su cola. Notó que se encontraba dentro de una cueva, bastante espaciosa, y a su lado pudo observar que estaba su bolso. —Que fue lo que...— Pensó, mas no tardó en ver que Hikaru se encontraba sentado cerca, de espaldas a ella.
—¿Como te sientes?— Le preguntó sin dirigirle la mirada. —Bien, o eso creo.— Respondía aún confundida Mizuki. —Será mejor que te vistas y comas algo. Estuviste inconsciente más de treinta horas.— Al oír esto se sorprendió. Y observó su aún adolorido cuerpo cubierto de vendas. —Al parecer tu cuerpo tuvo una respuesta inmunológica rápida frente a la toxi...— Explicaba Hikaru, pero se vio interrumpido al distraerse viendo el avergonzado y ruborizado rostro de Mizuki enrojecer. —Eh... no es lo que crees, yo no vi nad— Intentó aclarar, pero una pequeña roca impactó en su frente.
Ya pasado el momento de incomodidad, Hikaru procedió a explicar la situación. —El Gas AT, es el arma secreta de Cobra, lo que se suponía que yo estaba investigando. Cobra siempre manipuló diferentes sustancias, todas estas hechas a partir de su propia sangre, es extraño pero a la vez brillante, al estar producidos a partir de su cuerpo lo vuelve inmune a sus efectos.—
—¿Y que pasó con Kiromaru?— Preguntó de forma curiosa mientas acariciaba su suave pelaje. —Lo encontré en una vieja casa que usa como base Cobra, luego de que me mandaras a volar, ¿lo recuerdas?— Esto provocó que Mizuki reaccionara a lo sucedido. Por un momento había olvidado todo lo sucedido, pero no entendía el porqué de sus acciones ni su enfado sin razón. —Yo... yo dije cosas horribles. Lo-lo siento.— Se disculpó apenada Mizuki, recordando su discusión con Hikaru.—No importa. Tenemos otras cosas de que preocuparnos.— Respondió seriamente.
Gracias al olfato de Kiromaru, no fue muy difícil de rastrear su objetivo. Aquella casa solariega que usaba como base Cobra, allí se dirigían. Al llegar, todo se encontraba en absoluto silencio, lo único que se podía oír eran las pisadas sobre la hierba. —¡Sal de ahí Cobra, tenemos asuntos pendientes!— Gritó Hikaru acompañado de un ladrido de Kiromaru.
De un rápido movimiento, Cobra, apareció frente al Kyofu y su compañero canino. —Sabía que tarde o temprano vendrías. Dime, ¿como se encuentra la chica?— Habló Cobra con tono de confianza, pero para su sorpresa Hikaru respondió con algo que lo dejó atónito. —Tal vez quieras preguntárselo en persona.— La kunoichi hizo su aparición sorpresiva atacando a Cobra, quien se percató de que buscaba su punto débil atacando por su lado izquierdo. Mizuki logró clavar un kunai a la altura del abdomen de Cobra. A lo que este respondió lanzando una bomba de humo a sus pies.
El brazo izquierdo de Cobra aún no sanaba por lo que Mizuki supo aprovechar esta pequeña ventaja, aún así esto no detendría al criminal por lo que estaban preparados para continuar. De entre el humo que lentamente se dispersaba, estalló una lluvia de kunais que impactaron en su mayoría en la kunoichi, esto obligó a retroceder a Hikaru y a Kiromaru, quienes con su olfato fácilmente supieron donde se encontraba Cobra. Ambos saltaron justo antes de que el suelo debajo de ellos explotara por causa de algunos sellos explosivos.
Cobra hizo su aparición de entre la tierra, observando el cuerpo del a kunoichi que se fragmentaba en trozos de hielo. Frente a él se encontraba Hikaru, quien procedió a caminar lentamente a su alrededor mientras dejaba un rastro de siluetas detrás de él. —¡No juegues conmigo mocoso, conozco todos tus movimientos!— Gritó Cobra, quien parecía estar perdiendo la paciencia poco a poco. Conociendo la técnica del Eco Rítmico, Cobra supo como atacar y se lanzó sin dudarlo, golpeándolo y enviándolo a volar. Acto seguido el cuerpo de Hikaru se ve envuelto en una explosión de humo demostrando que se trataba de Kiromaru. Creyendo que estaban jugando con él, Cobra voltea completamente furioso, pero es sorprendido con la guardia baja por Hikaru, quien de un rápido movimiento de brazos lo atacó. Cobra no hizo más que responder intentando cubrirse con su brazo derecho pero en el proceso este fue arrancado, cayendo a un lado mientras perdía una gran cantidad de sangre. —¿Acaso no lo viste venir?
De entre el paisaje boscoso, aparece Mizuki, pero esta vez poseía el cabello blanco y sus ojos desprendían un color lila brillante. —¡Sigan soñando mocosos! ¡Sus oportunidades de ganar son cero!— Alardeaba con arrogancia el malherido Cobra. En ese preciso momento sintió un escalofrío en todo su cuerpo, similar a cuando presiente las ansias de matar de un Kyofu, pero él creía ser inmune a eso. —Entonces... Te enseñare lo que el cero puede hacer, el Cero Absoluto.— Habló Mizuki, que al observarla se podía sentir el peligro, esto sorprendió no solo a Cobra sino también a Hikaru quien quedó atónito. Para su poca fortuna, Cobra no tuvo tiempo a reaccionar frente al Jutsu Mahapadma recibiendo el ataque final que terminaría por congelar su corazón.
Episodio 8: Caminos[]
Tras la muerte de Cobra, Hikaru y Mizuki cayeron al suelo acomodándose entre el pastizal, al fin podrían descansar del estrés causado por la batalla, inclusive Kiromaru se recostó. El Plan de la joven Yuna había funcionado, Cobra fácilmente cedería ante sus sentimientos negativos, siendo un hombre muy orgulloso y de mucho temperamento, el molestarlo con clones fue muy efectivo. Hikaru miró fijamente a Mizuki a lo que esta le devolvió la mirada. —Oye... eso último fue genial.— Comentó el sabueso respecto a la técnica de la kunoichi, recibiendo una sonrisa por parte de ella.
Horas más tarde ambos se preparaban para volver. Mizuki había revisado la base que usaba Cobra y encontró unos papeles que contenían información sobre Akatsuki, por lo que decidió llevárselos. Hikaru por otra parte planeaba llevarse el cuerpo de Cobra a la casa principal de su Clan. Cada uno seguirá su camino, separados, tal vez algún día se crucen nuevamente.