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(儀式が始まった - フェーズ5:正義を, Gishiki ga hajimatta - fēzu 5: Seigi o) | |||
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Información | |||
Anterior | El ritual ha empezado- Fase 4: La Paz | ||
Siguiente | Hielo y oscuridad contra imitación y fuego | ||
Saga | The Conclusion | ||
Personajes | |||
Yashamaru Atsuryoku (Protagonista principal) Itami Uchiha (Deuteragonista) Ryu Haruno Kael Nagano Franken Stein Baphomet (Antagonista del capítulo) Mateus Kido (Antagonista Principal) |
Es el octavo capítulo de The Conclusion en el arco: Conclusión de la Guerra Fría Shinobi |
Reencuentro[]
Con sencillos modales, el Rey Cuervo tomó asiento en un trono formado de su Aureoferrídio, frente al cual se colocó Baphomet. - ¿Un trono? ¡Tu en un trono? ¡¡Ese trono me corresponde a mi!! - Un cúmulo de sombras ascendió hasta Baphomet, formando otro trono igual, de completa oscuridad. - Puede que ahora esté muerto, Yashamaru-san. Puede que mi muerte sea producto de tu propio poder. Puede incluso que antes no hubiera tenido todo mi poder, vivir en una época en la que ya no correspondía mi existencia me hacía indigno del título. Pero... ¿Por qué ahora puedo volver a pretender este trono de negra oscuridad? - Tras sufrir una ligera crispación al ver a un ente posiblemente tan fuerte como sí mismo, el Rey Cuervo extendió su mano hacia un costado de su trono, con tantos matices contrarios como su misma alma.
Yashamaru: Baphomet, ¿qué te hace creer que un muerto puede aspirar a un título que no le corresponde ya? El Primer Rey habló, ni tu ni tu hermano fueron dignos sucesores de él y enterró las llaves a su grandeza en su descendencia, para que se activase cuando fuera necesario. Puede que tal vez tu hermana de madre muerta haya podido sucederle, pero ella se desentendió del asunto. ¿Acaso no crees que su decisión fue sabia? Tu no eres tan distinto al que te ha traído nuevamente a la vida.
De su mano extendida se formó un sello sobre el aire, y el mismo llamó a su arma característica como Rey, su Wasdaña, el arma de los reyes del Imperio muerto, el arma que es tanto guadaña como cetro. - ¿Y cuál es tu arma dignataria entonces, hijo de Kiyoshi? - El Rey Cuervo apuntó con su guadaña hacia su contrincante, que levantó una sola ceja. - ¿Mi arma? ¿Qué te parecería que te dijera que mi arma soy yo mismo? No dependo de las herramientas de un Rey muerto. - Incorporándose de su trono, las sombras se apegaron a su espalda, formando dos pares de alas de Oscuridad, que se batían con el cantar de un suspiro mortuorio. Ante ello el Rey Cuervo también de levantó, y tras chasquear los dedos un grupo de cuervos se acercaron a él y se unieron a su cuerpo, del cual también salieron cuervos, tras ello un grandioso par de alas se formó tras de sí, con un pesado movimiento sordo de tristeza. - En otra ocasión sencillamente hubiera preferido morirme, esquivar las cosas con ese tipo de acciones, pero ya no puedo, ¿sabes? No puedo permitir que tu traición se extienda más en el tiempo, Baphomet, hijo caído. Por más pesar que pueda haberle generado todo esto a nuestro padre, si te debo matar para finalizar tus traicioneros actos, yo mismo te destruiré.
Baphomet: ¿Y si vamos al lugar que nunca más pude ver? Mi capital, la capital de nuestro padre Kiyoshi. ¿No quisieras conocer la verdadera capital del Rey Negro, a posteriori el Rey Cuervo? Vamos a la vieja y abandonada Waldverwüstet, ahora solo alcanzable por nosotros, mas allá de la tierra y la imaginación de todos a nuestro alrededor.
Yashamaru: Volvamos al origen del todo, el punto de inflexión entre mi reinado y el tuyo, "falso rey".
Ambos movieron un brazo hacia el cielo, que se cubrió con un inmenso portal cubierto de caracteres ininteligibles que causaron conmoción en el resto de los espectadores, que vieron como una ciudad de ensueño se asomaba entre rayos de procedencia desconocida, cubiertos de una brillante oscuridad, clamados por el croar de los cuervos al sentir la presencia de la memoria de un viejo monarca. - Debemos irnos. Nos volveremos a ver cuando el batir de las alas devuelvan la primavera, compañeros. - Atrapados por una torre de oscuridad salida de entre las ruinas de Waldverwüstet, ambos príncipes se vieron atraídos por un poder superior hacia dentro del portal, que tras tragarse a ambos reyezuelos se desvaneció entre relámpagos de oscuridad.
Franken: Vaya, míralo, el tipo se desentiende del asunto y nos deja con el loco a nosotros.
Mientras tanto, desde una posición segura, Mateus observaba todo. - ¿Se lo lleva? Bah, perderé el control de ese Edo Tensei, vaya desastre. En fin, no será algo importante, si se asesinan entre ellos será mejor. -
Ruinas muertas de un lugar mas allá del tiempo, la muerte, el dolor y el llanto, predecían el combate por un título de justa paz perdido por el odio. La desolación calmaba sus lágrimas con la expectativa de tener un verdadero y único rey, de una vez y para siempre. El título de Rey de Waldverwüstet, Rey Cuervo, Rey Negro, debía recaer entonces entre dos vertientes opuestas: el siguiente debería ser un título legado desde el deseo mismo del Primer Rey, o debía caer en la depravación de su hijo menor.
Baphomet: ¿Qué es lo que te lleva a correr tanto en busca de algo que no llegaste siquiera a soñar en su albur? ¿Por qué te tienes que colocar en mi paso como legítimo heredero de la Corona?
Yashamaru: ¿Qué es lo que me lleva? ¿Qué es lo que me mueve a todo esto? Pues... Te seré sincero, Baphomet, ya casi podría decir amigo mío. Desde que estoy enfrascado en toda esta lucha, solo deseo fervientemente una cosa. Necesito, no, necesitamos un final amigo mío, debemos terminar este ciclo horroroso. Yo ahora solo quiero ese final, no importa si eso me representa la muerte, la burla del destino o incluso si eso representase que mi persona fuese borrada de toda memoria y así de la faz de la Tierra, si para tener un final requiero que eso suceda, estaré feliz de que pase. No temo morir, no temo desaparecer, ya no... Ya no temo a ser olvidado, aunque eso incluya ya no existir para aquellos a quienes amo.
Desaparezcamos, el mundo ya no necesita a hombres como nosotros para girar. Tu también deberías desaparecer conmigo, con este lugar que se fue de nuestra Tierra a un lugar perdido en el tiempo y el espacio. - Un silencioso relámpago iluminó las caras de ambos, el Rey Cuervo se quebraba en sí para revelar su humanidad. Baphomet enmarcaba en sí mismo la soberbia y gallardía que él creía merecía por ser el hijo del Rey. Ambos se miraron fijamente, solo el rostro de uno enmarcaba odio. - Atsuryoku, ¿por qué tuviste que hacer todo tan complejo? Ahora tengo que "ganarme" una corona que me correspondía por derecho, pero no. ¡¡Lo arruinaste todo Atsuryoku!!
El hijo de Rey extendió su brazo a un costado, con su regia capa ondeando al viento, convocando a su mano una espada, idéntica a una de las armas de su contrincante, no era otra cosa que la misma Espada de Anatta repetida en el campo de batalla. Yashamaru lo miró consternado, y extendiendo de la misma manera su mano llamó a una espada idéntica, que crepitaba como la Judeca del mismo rey del infierno. Al mismo tiempo, la naturaleza de Waldverwüstet tocó su corazón, llamando así su sabia Deméter a un Modo Sabio completamente desarrollado en un solo instante, las alas negras mas esplendorosas que el Rey Cuervo hubiera tenido en su vida. - ¿Combatiremos solo con las armas reales o deseas utilizar además las habilidades propias, Atsuryoku? ¿Quieres usar las armas que nuestro Padre bajó a la vista del pueblo para que fueran apreciadas además? No tengo ningún inconveniente en que elijas las armas que deseas. - Haciendo una ligera reverencia, el Rey Cuervo señaló que utilizaría todo su poder, toda la fuerza de un Hijo de Kiyoshi contra toda la fuerza de un Hijo de Kiyoshi. Sin mas por la plaza de armas del Palacio Real corrió una corriente pesada, lenta, augur de la muerte de un Real Aspirante en el próximo combate.
Fue un parpadeo, solo una fracción irrisoria de segundo, para que cada cual se encontrase ahora a un suspiro del otro. El combate comenzó en una frenética batalla de esgrima, donde las tornas se veían ligeramente desparejas, el estilo de Baphomet avasallaba al kenjutsu de Yashamaru. Finalmente este levantó una pared de metal entre ambos para no recibir un corte profundo en su diestra, aunque de todas maneras un tajo afectó a su mano izquierda. - ¡Ja! ¡Sabía que no resistirías en esgrima, débil! Si recurres a tus poderes, yo también lo haré. - Posó su mano sobre la pared, que al contacto del mismo se volvió ardiente, y unas pústulas horrendas surgieron en la palma de Baphomet, sin embargo la pared se desmoronó como si se hubiese deshecho.
Pero el silencio grita, y el grito duró hasta nuestros días.
Trono[]
Tras la forma de la pared deshaciéndose en algo similar al fuego, se escuchó un aleteo multitudinario, el Rey Cuervo se había dispersado en una nube de cuervos, que fueron todos a posarse en diferentes lugares de la Plaza. - Jeh, es un truco barato dispersar tu propio cuerpo entre metales y cuervos para atacar desde un flanco que se halle descubierto, Atsuryoku. Puedo ver perfectamente tu ataque. - Desde un punto supuestamente ciego para Baphomet salió una ígnea cabeza de dragón, mientras que desde el frente del mismo también surgió una, sin embargo ambas se desarmaron antes de tocar a Baphomet. - Te lo dije, ¿no es cierto? No te gastes en ello, será vano.
Levantando una mano, dio un salto y giró sobre si mismo, para lanzar unas balas de roca, desprendidas del suelo, hacia gran cantidad de los cuervos. Algunos de ellos murieron, caían algunas plumas bañadas en carmín al bajo. - Eso fue cruel Baphomet, ellos solo esperaban ver a un rey proclamado. - Desde toda la circunferencia salieron pequeñas bolas de fuego, las llamas del fénix aleteando para renacer en su monarca. Baphomet bloqueó algunas y esquivó otras, pero al terminar de hacer lo mismo una hoja se posó sobre su hombro y rodeó su cuello. - Vamos, pariente, ¿creías que no lo tomaba en serio? - Movió completamente su brazo hacia atrás el Rey Cuervo (que se reintegró a sí mismo detrás de su adversario), haciendo volar por el aire la cabeza del pretendiente, que mientras giraba reía fuera de sí. Al caer al piso la cabeza se deshizo como si fuese tan solo un cascarón, y el resto del cuerpo se agrietaba, también descascarándose como una descuidada pared humedecida. Como una nube negra, su cuerpo volvió a reunirse a unos metros.
Es cómico verlo de esta manera, Atsuryoku. Sí, es innegable, acabas de volverme a matar, pero al matar mi cuerpo muerto me has hecho un gran favor. Destrozaste un cuerpo Edo Tensei, y con ello, me diste la oportunidad de deshacerme de él, es una carga. Ahora, que he retornado, ¿combatiremos a un verdadero nivel? - Extendiendo la mano, nuevamente llamó a su versión de Anatta, que ardía como el sol y brillaba como la noche. Yashamaru en cambio levantó una mano y la colocó por delante, mientras colocaba su Wasdaña como si estuviese por dar un corte, a sus espaldas. Baphomet disparó un orbe de oscuridad, que Yashamaru tomó con la mano, y devolvió a su remitente. - ¿Eso es todo? ¿Tan solo vas a redirigirla? ¿Acaso tienes miedo?
¿Por qué habría de tenerle miedo a un pobre y muerto diablo?
Con el sonido de un chasquido violento, una esfera de Viento conectó con el cuerpo de Baphomet, quien a duras penas sí logró volver a realizar su técnica, deshaciéndose y resurgiendo nuevamente de una nube negra. Sin embargo ahora el ataque sí lo había dañado, presentando retazos de piel cortada que chorreaban sangre en el campo, uno de sus brazos había quedado especialmente dañado, podía verse un blanco hueso, fisurado. - Eso... Eso... ¡¡No será perdonado!! -