Wiki Akatsuki Afterlife
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El nacimiento del Dios de las Dos Caras
Dios de las Dos Caras


Información
Fecha Mediados del año 47φ
Anterior Los aliados externos se acercan
Siguiente El poder de los insectos
Saga Operación: Bakumatsu
Personajes
Cero Uzumaki
Hayama Mikoi
Kozuke Nagashi
Miro Akuma
Shuuya
Masoko
Ena
Jutsus
 Elemento Tierra: Movimientos Tectónicos
Muda de Cuerpo
Objetos
 

El nacimiento del Dios de las Dos Caras (, ) es el capítulo #27 de Akatsuki Afterlife, perteneciente a la saga "Operación: Bakumatsu"

El golpe de estado y continúa... Cuando las tropas aliadas se retiraban y Masoko estaba por ser vencidos... Misteriosos asesinos llegaron para ayudarlo debido a que venían de un viejo "amigo"... El equipo Luna Llena ha tomado batallas individuales contra ellos para después derrotar al objetivo principal.. En dichas batallas, Miro Akuma se encuentra ante Ena cual decide salir también del castillo para pelear en los bosques alrededor de ellos

"Juh... Vaya, en esta guerra me ha tocado pelear contra mujeres... Que fastidio"

Miro toma su Zanbato mientras Ena esgrime su katana

"¿Tienes problemas que te humille una mujer, miedoso?"

La actitud burlona de Ena molesta a Miro cual se acerca mientras dice

"Vaya insulto que me diste... La verdad que me molestó bastante"

Sin embargo, antes de atacar se detiene mientras baja la Zanbato debido a que el físico de la mujer le hacía una conexión con él, a pesar de ser su enemiga...

"Muy bien, sino quieres empezar entonces... Lo haré yo"

Miro se molesta pero mostrando su lado caballeroso blande su espada mientras dice

"Está bien... Primero las damas para iniciar un vals"

Ena sonríe mientras lleva la manos a sus labios por el alago para luego cambiar su risa a un estilo más sádico

"Esta bien... Si tanto insiste, mejor crearé esto ¡Doton: Chidōkaku!"

El terreno del campo de batalla es hundido, llevándose consigo a los dos combatientes

"¿Qué has echo?"

Dice Miro mientras observa mientras ve el campo de batalla modificado por su rival

"Así nos sentiremos más cómodos y es privado..."

Miro toma su Zanbato mientras empieza a correr alrededor del campo de batalla

"Lo siento pero no estoy interesado en ti..."

Miro toma su Zanbato y ataca a Ena cual detiene con su movimiento de katana

"Jeh, tampoco estoy interesado en ti... Esto es un golpe de estado, una batalla y estamos para pelear no para coquetear entre nosotros"

Blandiendo su espada aleja a Miro cual guarda su Zanbato mientras dice

"Es una lástima, pelear contra dicha belleza y matarla..."

Los lamentos de Miro hacen sorprenden a Ena pero ella continúa con sus pensamientos fríos en el campo de batalla

"Como dije antes... No me interesas"

Ena crea una lanza grande, resistente y fuerte adjunta a su muñeca con cual atraviesa a Miro a velocidad que escupe sangre por la boca

"Maldita perra... ¿Así que posees el Shōton?"

Miro ríe pero de repente su boca se parte en dos mientras escupe una saliva cual empieza a tomar la forma del mismo donde observa a su cuerpo anterior desintegrarse

"¿Cómo demonios hiciste eso?"

Miro sonríe mientras se acerca a Ena y dice

"Orochimaru-Ryū no Kawarimi no Jutsu... Es una peculiar habilidad que llevo en la sangre"

Miro recuerda la genética alterada por su padre cual gracias a ellos posee habilidades del legendario sanin

"Eres bastante sorprendente... Digno de llevar el apellido Akuma... Me has llevado a interesarme más por ti"

A gran velocidad, Ena golpea la frente de Miro para después agarrar su cráneo mientras hace una extraña posición de manos... En pocos segundos, ella cae en una habitación donde ve a dos hombres hablando

"Eh entrado a varias mentes para sacar la información que necesitaba pero... ¿Qué clase de lugar es este?"

El hombre rubio se acerca mientras observa a Ena

"Vaya Miro... Así que esa es la belleza que nos visitas, es un gusto conocerte"

Miro ríe mientras toma el hombro de Himeji y le dice

"También quedaste cautivado Himeji..."

Ena se aleja mientras no entiende lo que sucede por lo que Miro decide continuar la conversación

"Él es mi hermano... Su nombre es Himeji y vive dentro de mi"

Sin embargo, el rostro triste de Himeji se niega cual observa a Miro

"Lo lamento Miro pero yo no soy tu hermano...."

Miro se sorprende mientras Himeji prosigue a contar lo que sucede

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"Considerame una parte de ti... Soy ese poder inestable a tus emociones pero en estos lugares ya es hora que lo domines ya... No creo que me vuelvas a ver así que es una despedida Miro, te hice llevar bien esta soledad que has vivido por mucho tiempo pero es turno de evolucionar"

Ena baja la cabeza mientras dice a ambos

"No entiendo nada... ¿Acaso es una ilusión?"

Himeji observa a Ena a lo que sonríe ante su enemiga mientras le dice a Miro

"Y otra cosa más debes aprender a conocer el corazón de una mujer... Dicho esto Miro, quiero que sepas que siempre te he querido... Conviértete en aquel shinobi que superará a su padre"

Uniendo la frente ante Miro, este desaparece y se vuelve polvos mientras así su alma se une a la de ella cual es rodeado por una aura dorada y verde

"Adiós Himeji..."

Regresando al campo de batalla... Miro muestra un nuevo cambio, un cabello entre dorado y rubio mientras una mirada determinada observa a Ena y dice

"Bien, es tiempo de continuar nuestra pelea"

Ena ríe mientras suelta su katana y sale del campo a lo que Miro la sigue

"Sigue ayudando a tus compañeros... No soy más peligro de ti, me largo de aquí"

Miro se sorprende a lo que pregunta

"¿Por qué haces esto?"

Ena se voltea sonrojada a lo que le dice

"No puedo pelear con alguien a quién considero aliado y que en un futuro será mi esposo..."

Miro se sorprende por lo que aceptando los sentimientos de la mujer sonríe recordando las palabras de Himeji

"De acuerdo Ena, juro por mi honor; por ti; por Himeji; por mi hermana; por mis Padres, por el Raikage Krishna y a todos mis camaradas y shinobis de este mundo entero... Mis palabras serán oídas ante todo el mundo"

Incrustando su espada ante el césped, suelta con fiera voz su discurso ahora que finalmente ha tomado la determinación exacta

"Mi honor, mi valor me sirven bien y son enarbolados ante mis compañeros para proteger a aquellos que pueden entender su significado:

Yo no tengo amigos de viaje. Ni caminantes del vacío, llamados desde el infierno como sirvientes y guardaespaldas. Ni bestias leales de las llanuras o los bosques, para defenderme y reconfortarme en mi dolor. Mi único compañero es mi arma. Tengo que cuidar de ella mejor que cualquier cazador cuida de su mascota. Tengo que dominarla más y mejor de lo que cualquier brujo haya dominado su demonio. Sin mí, es inútil. Sin ella, no soy nada.

Yo no puedo sanarme. No puedo escudarme en la luz. No puedo llamar a los dioses y ver la respuesta a mis plegarias. Llamo a los espíritus de mis ancestros en el fragor de la batalla, y ellos están en silencio. La única protección que tengo es ofrecerme a mí mismo, mi sangre, mis huesos y mis nervios de acero, como sacrificio para parar los ataques de mis enemigos, para aguantar los golpes que matarían a un ser menor, y seguir luchando.

Recen ante sus dioses que sigamos respondiendo a esa llamada.

Pocos contestan la llamada. Menos aún sobreviven. Es un largo y duro viaje, pero este es el camino del guerrero. A lo largo de el se encuentran el dolor, el miedo y la muerte. Escasas recompensas e insuficiente gratitud. Al final, para la mayoría, una tumba anónima en algún campo de batalla mecido por el viento. Si tienen suerte...

Y sin embargo, sigo luchando. Ni siquiera sé por qué. Tal vez por la gloria, tal vez por la fama, tal vez por dinero, tal vez por mi país, quizás por mi familia. Quizás es simplemente todo lo que sé hacer. Pero seguiré luchando. Te guste o no. Tanto si te percatas de ello o no. Estaré ahí afuera, en el fragor de la batalla, luchando, matando y muriendo...

Soy muy raramente afortunado si logro escapar de mis enemigos, por ello soy maestro de armas y me levanto en desafío.

Si tengo que ver a la muerte y saber que viene a por mí, la interceptaré, y luchare contra ella, no miraré atrás para buscar una ruta de escape pues ahí estarán mis "aliados" observándome mientras defiendo mi vida por su causa.

En caso de que nuestras armas se crucen, y nuestras voluntades choquen, el mejor guerrero ganará"

Luego de recitar su juramento saca su Zanbato mientras la pone en su hombre a lo que dice

"Es el juramento del hijo del Escorpión Akuma... El de la piel dorada"

Sin embargo Ena se niega y sacando una flor de cerezo del campo saca las hojas mientras baña con ellas a Miro y dice

"Todo lo contrario, este es el juramento... Del Dios de las Dos Caras"

Arrodillándose ante él, Ena recoge su katana que había tirado antes mientras se la entrega al hombre que ha recibido ese honorífico título quién levanta la espada hacia el sol mientras así el hombre ahora llamado "El Dios de las Dos Caras" regresa al campo de batalla...

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