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Información | |||
Anterior | El Despertar del Demonio | ||
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Saga | Gaiden: El Pasado de un Demonio | ||
Personajes | |||
Hikaru Kyōfu Kiromaru Emi Kyōfu |
El nuevo comienzo[]
Hikaru junto a Kiromaru acababan de despedirse de Baki y los demás miembros del Clan Inuzuka, partiendo un nuevo rumbo el cual tenía como fin regresar a su Clan, principalmente reencontrarse con su hermana. Pero antes, como era habitual en él, buscaba probar su fuerza, ya que hace mucho tiempo que no luchaba seriamente. La curiosidad por saber los resultados de su entrenamiento lo llevaban a buscar una razón para luchar contra un enemigo fuerte, por lo que se dirigió directamente al poblado más cercano.
En su camino, aprovechaba para saltar de árbol en árbol jugueteando con Kiromaru quien también hacía lo mismo. Un extraño chillido llamó la atención de ambos, por lo que se detuvieron. Kiromaru rastrea rápidamente y junto a Hikaru se encuentran que a pocos metros de distancia se encontraba un Jabalí tendido en el suelo. Éste no aparentaba tener ninguna herida superficial, pero luego de una mirada más de cerca se dieron cuenta que el jabalí se retorcía de lo que parecía ser dolor. Al no sentir peligro se acercan al mamífero a curiosear, notando que algo no andaba bien. Tanto Hikaru como Kiromaru sabían que el animal estaba sufriendo, aunque no podían identificar la razón de eso. Sin nada por hacer ambos continúan su camino.
Ambos llegan al poblado y se adentran a este con el fin de conseguir algunos suministros para su viaje. Rápidamente la gente del lugar hace notar su desprecio por los extranjeros con miradas y caras de desagrado. En el centro del poblado parecía haber una especie de cuadrilátero donde se celebraban combates. Una mirada más de cerca les hace entender que ahí luchaban los más fuertes de la zona, pero el escándalo era demasiado para el gusto de Hikaru, quien era amante del silencio y la tranquilidad. Los aparentemente musculosos luchadores no hacían más que gritar en muestra de fuerza mientras posaban de manera extraña y hasta ridícula para demostrar su físico. Era la oportunidad perfecta para demostrar su poder, aunque no le agradaba del todo lo llamativo que era dicho evento. Y al parecer no era el único disgustado, los mismos pueblerinos demuestran su desagrado por los combates, ahora era comprensible el porque los extranjeros eran mal vistos.
Sin darle demasiada importancia Hikaru se anota, llamando la atención de los que se encontraban cerca, quienes se burlan y ríen de él. Las inscripciones eran libres, y no había tantos participantes como se creía, al parecer sólo unos pocos se animaban a luchar, y esos eran los que realmente se creían capaces de ganar. La mayoría de los presentes, incluso algunos participantes, se encontraban ebrios, como si se tratase de un festejo o evento festivo, a plena luz del día.
A Hikaru no le gustaba llamar la atención, pero para su mala suerte lo había hecho, todos se dirigían a él en tono de burla y bromas. Por su edad, diecisiete años, no portaba un físico exuberante ni una apariencia muy fuerte a la vista de los demás. Aunque él sabía que podía ganar fácilmente, guardaba silencio a esperar a darles una paliza para callarles la boca. Kiromaru iba a su lado, pero al ser pequeño y entre hombres ebrio no pudo evitar que le pisaran la cola, provocando que este se exaltase y mordiera la pierna del desafortunado hombre, que enojado intenta patearlo, Hikaru rápidamente reacciona y golpea en la cara al hombre, quien cae hacia atrás y por consecuencia rompiéndole la nariz. Uno de los organizadores del combate se acerca riendo y le dice que fue un buen golpe pero que no estaba permitido golpear a otros antes de que comenzaran las batallas, por lo que tenia que descalificarlo. Algo frustrado Hikaru se retira, Kiromaru lo sigue no sin antes gruñirle al anterior hombre que lo pisó, mientras este intentaba limpiar la sangre de su nariz.
Voluntad Salvaje[]
Kiromaru se encontraba echado junto a Hikaru que estaba sentado en un costado de una tienda, mientras pensaba que podía hacer. De repente escucha algunos gritos algunos ruidos fuertes de golpes, esto les llama la atención por lo que se asoman a ver, para sorpresa de ellos ven una gran polvareda que arrastra un rinoceronte de gran tamaño que venia golpeando todo a su paso. Kiromaru ladra y corre tras el alterado rinoceronte, al igual que hace Hikaru. Ambos corren a la par de este mientras las personas lo esquivan asustadas. Tras que el rinoceronte golpea y destruye una carreta, detrás de esta, en su camino, se encontraba una mujer que cae arrodillada al suelo, sin posibilidad de esquivarlo. Rápidamente Hikaru le ordena a Kiromaru hacer el Colmillo Sobre Colmillo, ambos embisten al rinoceronte por su lado izquierdo mientras giran a gran velocidad, derribándolo y salvando a la mujer.
El rinoceronte se reincorpora y corre en dirección opuesta, mientras más hombres intentan capturarlo. La mujer se acerca a Hikaru y le agradece por su acto, Hikaru dice que no es habitual que un rinoceronte merodee en zonas pobladas, a lo que la mujer le responde que eso es obra de la bruja, indicando que hace unos años en el bosque se reportaron apariciones de una mujer y tras esto varios acontecimientos similares con animales extraños. Esto le recordó al jabalí que vio momentos antes de llegar al poblado, por lo que llamó su atención la mencionada bruja.
Hikaru y Kiromaru se dirigen al bosque, en busca de la bruja. Los dos usaban su olfato para identificar algún olor específico, y como era de esperarse, no tardaron mucho en sentir un olor el cual no es común sentir en medio de un bosque. Su olfato los llevó a una colina, donde se podía ver una casa bastante antigua y en aparente mal estado. "¿Deberíamos golpear la puerta?" - Le pregunta Hikaru a su compañero, que no hace más que girar su cabeza hacia un lado de forma curiosa.
¿Que mejor idea para un ataque sorpresa que sellos explosivos? De forma rápida tanto Hikaru como Kiromaru se distribuyeron y pegaron los sellos tanto en la puerta, ventanas y techo de la maltrecha casa. Al instante se alejaron y los sellos explotaron, resonando en lo profundo del bosque. Del polvo y el humo se puede ver como una silueta sale y se posiciona entre los escombros. "Espero que esto solo sea una broma de mal gusto" - Dice con enfado, aquel enmascarado que apareció de dentro de la destruida casa. Se podía notar como facilidad, que por su contextura y voz se trataba de un hombre, y por la espada que portaba en su espalda y su vestimenta, que se trataba de un ninja o un bandido. Tras detallar eso, Hikaru se mantiene escondido detrás de un arbusto, su instinto le decía que se trataba de alguien peligroso. "¿Cuanto tiempo piensas estar escondido? Sé que estás por ahí" - Dijo con rabia. Por el tono en el que lo dijo Hikaru entendió inmediatamente que se trataba de un enemigo, de igual forma accedió a mostrarse.
La escena se vio interrumpida por la caída de un árbol, y tras este la aparición de otro rinoceronte. El tronco del árbol era demasiado grueso como para que un rinoceronte lo derribara por si mismo, pero así fue, Hikaru no tardó en entender que no era un rinoceronte normal, al observarlo a los ojos se podía notar hostilidad y a la vez desesperación por parte del animal. Se preguntó si era el mismo de antes, pero este parecía ser un poco más grande en cuanto a masa corporal. Un leve ladrido llama su atención y al mirar hacia atrás ve que Kiromaru fue sometido por dos monos, cuya mirada daba a entender que estaban pasados de adrenalina.
"Vamos, no te asustes de tan solo unos animales." - Dijo en tono sarcástico y de burla aquel enemigo el cual aún se desconocía su nombre, casualmente este pretendía darse a conocer pero es interrumpido por Hikaru, quien con una pose particular, separando sus piernas y posicionando sus brazos hacia adelante daba entender que se preparaba para atacar. Para cuando se percató, Hikaru ya había pronunciado el nombre de la técnica, Seimei Kikan, rápidamente mueve su brazo derecho para tomar el mango de su espada que llevaba en la espalda, pero sin reacción alguna siente una leve brisa en su lado derecho del cuerpo, su visión capta la escena antes que le resto de su cuerpo, y para cuando este lo hace su brazo derecho ya había caído al suelo. ¿Un corte limpio solo con sus manos? Claro que no, claramente su brazo había sido arrancado, justo por debajo de su hombro. Los monos que retenían a Kiromaru dieron un gran salto hacia atrás y empezaron a chillar mientras corrían despavoridos, al igual que el rinoceronte se retiró sin rodeos. Incluso Kiromaru estaba un poco atemorizado, no por la situación, sino por el instinto asesino de Hikaru que se sintió cuando atacó. Kiromaru se acercó a Hikaru quien se agachó a acariciarlo, en muestra de que no había que temer. "Siento haberte asustado." Dijo algo apenado Hikaru.
Ver a su enemigo inconsciente en el suelo llamó un poco la atención de Hikaru, tal vez se desmayó por la presión y el shock del momento, o tal vez por haber pedido mucha sangre. De todas formas si seguía ahí moriría desangrado, por lo que lo arrastró hasta dejarlo cerca del poblado, esperando a que alguien lo encuentre y le de atención médica.
El Regreso[]
Ya sin más vueltas y contratiempos, Hikaru se propuso volver a Amegakure, lugar donde se encuentra la casa principal de su clan. En el camino, Hikaru meditaba y pensaba al respecto de la razón de sus actos. ¿Porqué ayudaría a alguien más? En un principio, no era habitual en él ayudar a otras personas ni meterse en asuntos que no le incumben. Tal vez no lo hacía por ayudar, sino por convicción propia, o tal vez en el tiempo que estuvo alejado de su Clan se volvió más blando. De alguna forma quería creer que solo lo hacía para medir su fuerza y por capricho propio, pero no estaba seguro de que realmente fuera así. Otra de sus dudas era el porque no asesinó a su enemigo, fue entrenado para matar, pero acababa de dejar vivir a un enemigo el cual vio su técnica. Realmente no era de esperarse que actuase así, pero no le dio mucha importancia, típico de Hikaru y su despreocupación. Kiromaru le ladró en señal de que estaban llegando a su destino, lo que sacó de sus pensamientos a Hikaru.
Ya habían llegado al País de la Lluvia, más precisamente a Amegakure. A pesar de tener un aspecto desolado, Hikaru sentía como si lo estuvieran observando. Eso lo incomodaba pero decidió dejarlo pasar. Se dirigió a donde se encontraba la casa principal de su Clan, o al menos donde creía que se encontraba, al llegar al lugar lo único que halló fueron escombros de la antigua casa. A pesar de asombrarse un poco sabía que algo había pasado en su ausencia, por lo que se dejó llevar por su olfato, lo que lo llevó al norte de la aldea. Allí encontró lo que parecía ser la nueva entrada a la casa. "¿Deberíamos golpear la puerta?" - Le pregunta Hikaru a Kiromaru, mientras este último gira su cabeza hacia un lado en muestra de curiosidad. Claramente se trataba de la entrada al Clan Kyofu, se podía sentir una oscura y espesa aura de su interior, como si se tratase de una casa embrujada.
Hikaru procedió a intentar golpear la puerta, formalmente, sólo un simple golpe fue necesario para que esta se abriera casi de forma instantánea. "Bienvenido, joven Hikaru." - Dijo una voz desde el interior. Definitivamente había vuelto a las formalidades de su hogar, como se sabe, a Hikaru no le gustan las formalidades, pero era con lo que tenían que cumplir quienes servían al Clan Kyofu. Tras entrar, fue recibido por varias personas, la mayoría nuevas y desconocidos para él. Kiromaru parecía algo atemorizado, él podía sentir la fuerza de cada uno, y se podía decir que los mismos sirvientes tenían el mismo poder de Hikaru o incluso mayor, estos debían estar bien entrenados para cumplir todas las expectativas de sus amos. Tras cruzar un no tan largo pasillo, quien guiaba a Hikaru le informó que girando a la derecha lo estaban esperando. Hikaru pensó muchas posibilidades a suceder, creía que su padre lo estaba esperando y que debía afrontar un regaño bastante molesto, pero lo que no pensó ni imaginó lo que sucedería. Al apenas girar en la esquina del pasillo, recibió una fuerte patada que lo envió a volar contra una pared, Kiromaru quedó atónito frente a la situación, a pesar de ser un perro su expresión fue muy clara. "¡Al fin te dignas a volver!" - Dijo una voz femenina. Kiromaru rápidamente se ubicó al lado de Hikaru, quien intentaba reincorporarse tras el duro golpe, e instintivamente gruñó a la agresora. "Ahh... tranquilo Kiromaru. Ella es mi hermana, no reconocí su olor, al parecer cambió en este tiempo." Dijo costosamente Hikaru, recuperándose del fuerte golpe. Efectivamente se trataba de su hermana mayor, que actualmente era la líder del Clan. Ella se acercó y apoyó sus manos en los hombros de Hikaru, tras un suspiro dijo - "Has crecido.", al ver que su hermano ya la había superado en altura. "Diría lo mismo pero..." - Respondió de forma algo sarcástica Hikaru, provocando el enojo de su hermana quien lo amenazó con darle otra patada, lo que cortó con el emotivo ambiente de reencuentro.
Ambos pasaron charlando toda la noche, mientras que Emi se encariñó rápidamente con Kiromaru, y viceversa. Emi le contó todo lo sucedido en el clan, desde que él partió, seguido de la muerte de su padre y cuando ella asumió el cargo como líder del clan, al igual que Hikaru le contó de sus aventuras mientras formó parte del Clan Inuzuka así como de su no tan nuevo y fiel compañero. A fin de cuentas, su hermana le propuso que la acompañara y ayudara con el Clan, prometiéndole que el Clan ya no iba a ser lo que era antes. Hikaru había vuelto, no al hogar que esperaba, sino a uno mejor.