Wiki Akatsuki Afterlife
Advertisement
El Silencio de un Muerto Corazón
(Capítulo)
El Silencio de un Muerto Corazón (Capítulo)

(死者の心の沈黙, Shisha no kokoro no chinmoku)

Información
Anterior OVA: El Ángel Caído - Memorias de un Adiós
Siguiente La Ambición de los Dioses - El Dios del Destino Inexistente
Saga El Silencio de un Muerto Corazón (Saga)
"Conforme el tiempo pasa, nuestras heridas proceden a sanar lentamente; de todas maneras, no quiero que sea el tiempo quien cure mis heridas.
El odio y la tristeza siguen en mi corazón; con el paso del tiempo, el odio también desaparece, pero yo no quiero tiempo para hacerlo desaparecer".

El Silencio de un Muerto Corazón (死者の心の沈黙 Shisha no kokoro no chinmoku) Es el primer capítulo de la saga El Silencio de un Muerto Corazón, así como una continuación directa de la Saga del Guerrero sin Memoria.

Tras la batalla contra Shirai Yakumo, ahora acompañados por el sombrío ente que había emergido del Alma de Yorumaru, éste, Shiro y Kozuke, exhaustos, deciden regresar a la Mansión, dónde son esperados por sus compañeros, quienes procederían a informarles sobre lo ocurrido durante el tiempo que se encontraron ausentes.

El Regreso de los Tres Emisarios
- Gott ist tot -

"Y Abandonados por toda dicha, los tres emisarios cumplieron con su labor, entregando a sus seguidores el mensaje que tanto habían estado esperando; la guerra solo había comenzado".

Tras la muerte de Shirai Yakumo, a manos de Shiro, tanto éste como sus compañeros, Kozuke y Yorumaru, acompañados por un casi humanizado ente sombrío, se dispusieron a regresar a la Mansión de Akatsuki Afterlife.

Aún cuando estaban seguros de haber derrotado a su enemigo, sentían que algo estaba mal; Shiro, más que sus compañeros, no podía hacer más que pensar en lo que había hecho, como si el asesinar a Shirai hubiera sido el peor de sus pecados...

Tal vez ésto no era más que una jugarreta de su mente que, al ver lo que el creía que era un ser perfecto, al cual habría asesinado, lo hacía sentir como el peor asesino sobre la tierra...

Aún con aquellos pensamientos en su mente, Shiro pudo concentrarse una vez más en lo que realmente estaba ocurriendo; él había acabado con la amenaza que tanto les había molestado, no había una razón para sentir remordimiento, no había una razón para quedarse observando su cadáver...

De tal manera, y tras ver la expresión horrorizada de Shiro, Kozuke se acercó a su compañero, aún llevando a Yorumaru en uno de sus hombros, solo para hacerle ver que no estaba solo...

Shiro: Deben de estar esperándonos...

Casi al instante, Shiro entró en razón por completo, poniéndose de pie, de la manera más orgullosa que Kozuke y Yorumaru habían podido observar durante toda su vida; algo normal de ver en Shiro, para ellos...

Yorumaru: (Riendo) Deben de darnos por muertos...

Aún herido, Yorumaru parecía no haber perdido el poco sentido del humor que tenía; algo curioso, era que Shiro no había arremetido en su contra por expresarse de una manera tan vaga, como solía hacerlo...En cambio, no hizo más que emitir una pequeña y ahogada risa, casi inaudible...

Kozuke: Y..¿Qué haremos con ella?

Dijo Kozuke, para sorpresa de Shiro, quien no entendía ni la más mínima parte de lo que trataba de decir...

- "¿Ella?"

Dijeron Shiro y Yorumaru, casi al unísono, mientras Kozuke señalaba al ente, aún al lado de Yorumaru...

Kozuke: ¿Ni siquiera tú puedes sentirlo, Yorumaru?

Yorumaru: ¿Q-Qué esperabas? Apenas y puedo caminar con tu ayuda...Confundiría a Shiro con un niño si no pudiera escuchar su voz...

Confundido, Yorumaru trataba de responder a las palabras de Kozuke...Tal vez estaba lo suficiente herido como para no saber siquiera de lo que hablaba; tal vez fue solo otro golpe en su cabeza, pensó Shiro...

Kozuke: ¿Y bien? Haz sido tú quien la ha traído, Yorumaru...

Shiro: Será mejor hablar de eso cuando ya estemos en la mansión...Nos esperará una noche larga, si no nos apresuramos en llegar...

Sin decir nada más, los tres Shinobi partieron de nuevo hacia su hogar, la Mansión que había servido como casa y base para la organización que orgullosamente representaban...

Más pensamientos pasaban dentro de la mente de Shiro; ahora que habían derrotado a lo más cercano a un ser perfecto ¿No era ahora su organización lo más cercano a lo perfecto?

Las horas pasaron, hasta que por fin lograron llegar a la Mansión; ésta, aparentemente vacía, estaba totalmente intacta, tal como se encontraba en el momento en el que partieron en busca de Shirai...

Solo un pequeño detalle resaltaba, al menos a la vista de Yorumaru, quien se levantó del hombro de Kozuke, haciendo su mayor esfuerzo para caminar al cementerio de los jardines principales...

Para su sorpresa, sobre la única tumba en todo el cementerio que no tenía ni un nombre que identificara a su ahora habitante, ni tampoco una dedicatoria a éste, se encontraba una hermosa flor blanca, una Rosa...

Shiro: ¡Deja de jugar con mi paciencia, Yoruyami! ¡Quiero descansar, a diferencia de ti!

Dejando atrás a Kozuke, Shiro se dirigió justo a donde se encontraba Yorumaru, para, al igual que éste, ver la flor que se ceñía sobre aquella desolada lápida...

Shiro: ¿Qué tiene de especial esa flor?

Yorumaru: Nada, la verdad...Solo me resulta familiar...No recuerdo haber visto una rosa así antes...

Shiro: El cansancio te hace imaginar cosas; vamos, dudo que la mansión vaya a organizarse sola...Digo, si no hay nadie en ella...

Obedeciendo las palabras de Shiro, Yorumaru le acompañó al interior de la mansión, acompañados de Kozuke...

Justo cuando se encontraban a punto de entrar a la mansión, Kozuke se detuvo en seco; luego de ésto, Yorumaru se detendría también...

Shiro: ¿Qué pasa? ¿Por qué se detienen?

Yorumaru, mucho antes de que Kozuke siquiera pudiera pensar en una respuesta, procedió a hablar por sí mismo...

Yorumaru: No podemos dejarle aquí afuera...

La voz de Yorumaru, antes quebrada y débil, tal vez por la perdida de energía que conllevó la batalla contra Shirai, se había restablecido, para responder a las interrogantes de Shiro; al menos con lo que él creía era una buena respuesta...

Shiro: ¿"Ella"? No es más que una sombra, da igual que entre a la Mansión o no...

Bajando la mirada, Kozuke procedió a entrar en la mansión, pasando por alto la discusión que sus compañeros estaban teniendo...

Kozuke: Hemos pasado por muchas cosas desde que nos conocemos...¿Dejarán que su equipo se corrompa solo porque no tienen una misma opinión sobre alguien?

Mirando hacia el suelo, Yorumaru procedió a voltear hacia el lugar en el que el ente se encontraba; solo que algo había cambiado. Al parecer, su apariencia había cambiado por completo; había pasado de estar formado por simples sombras, a tener una figura humana...

Kozuke: Si tuvo la inteligencia suficiente como para atacar a Shirai sin fallar, debe tener la inteligencia suficiente como para entrar a la mansión por sí sola...

Sin decir una sola palabra más, Yorumaru entró a la mansión, seguido de Shiro, quien en ningún momento se molestó en ver que aquél ente, al cual había considerado nada más que una sombra, era ahora tan humano como él...

En el interior de la mansión, los esperaba un somnoliento Franken, quien al parecer, junto a los empleados de Shiro, había organizado lo más que pudo el salón principal, antes desecho por la repentina aparición del ente creado por Shirai...

Franken: ¿No han tardado demasiado?

Ante las palabras de Franken, Shiro no hizo más que tratar de atacarle, mientras le gritaba todo lo que habían tenido que hacer frente a Shirai...

Kozuke: Siempre sobre actuando las cosas...

Shiro: ¡Cállate, Cabeza de Zanahoria! ¡Podríamos haberte dejado en la caja en la que estabas de haberlo querido así!

Sin decir nada, pasando por alto a sus compañeros, Yorumaru se dirigió a la habitación de Alastor, para cerciorarse de que nada había pasado con los escritos de su maestro...

Una vez en aquella habitación, totalmente intacta, aún cubierta por la esencia del alma de Alastor, Yorumaru encontró algo que, efectivamente, no se encontraba allí después de realizar la técnica de su maestro...

Un pequeño sobre, de una coloración amarillenta, se encontraba ahora sobre el antiguo escritorio de Alastor...

Éste sobre, con solo una pequeña inscripción en su parte posterior, logró llamar la atención de Yorumaru, quien, sin preocupación alguna respecto a él, lo tomó, leyendo dicha inscripción...

- "El infierno se desató sobre el Edén; alabado sea aquél que nos ha liberado".

El significado de aquellas palabras era más que obvio para Yorumaru, quien, sin pensarlo dos veces, se dirigió una vez más al salón principal, dónde Shiro se encontraba hablando con Tatsumi y Zangetsu...

Shiro: ¿Pasa algo, Yorumaru? ¿Encontraste el trozo de materia gris que perdiste al hacer tu dichosa técnica?

Sin hacer caso a las palabras de Shiro, Yorumaru le entregó a éste el sobre, señalando casi inmediatamente la inscripción que en él había leído...

Shiro: No veo una razón para que me entregues ésto...Me parece que es para ti...

Justo después de decir aquellas palabras, Shiro no hizo más que retirarse del salón, seguido por sus servidores, quienes le acompañaban como si de moscas se tratara...

Al igual que éste, Yorumaru se retiró hacia su habitación, sin apartar de su mente muchas de las preguntas que se había estado haciendo durante el camino a la mansión...

- "Tal vez todo ésto no es más que el justo castigo al que un falso dios quiere someterme".

Aquel pensamiento no era más que una entre cientos, los cuales pasaban por su cabeza mientras se dirigía a su habitación, ansioso por ver el contenido de aquella extraña carta...

Justo cuando más cerca se encontraba de leer el contenido de aquél mensaje, justo cuando había llegado a la entrada de su habitación, uno más de los sótanos de la mansión, unos brazos rodearon el pecho de Yorumaru desde su espalda, mientras unas ahogadas palabras se dejaban escuchar en sus agudos oídos...

- "Gracias por regresar".

La Ambición de las Sombras
- Das Übermensch -

"Abandonados por la suerte que les acompañaba, los emisarios tomaron la decisión de llevar a su pueblo a la grandeza; tal vez su suerte nunca existió, tal vez no contaron más que con sus propios intereses en el pasado. Ahora nada les ayudaba, más que su propia ambición".

La mañana había llegado, y junto a ésta, las ansias de Shiro por averiguar por qué el Doppelgänger creado por Yorumaru se había materializado lo suficiente como para obtener un cuerpo y una mente humana, a diferencia del que él había sido capaz de crear a partir del alma de Shirai, se habían acrecentado...

A su vez, su mente se distorsionaba poco a poco, mientras escuchaba los golpeteos de lo que parecía ser la hoja de una espada, aparentemente, provenientes del exterior de la mansión...

Sin pensarlo dos veces, Shiro salió a los jardines de la Mansión, con la intención de averiguar quién provocaba aquellos molestos sonidos; para su sorpresa, no era nada más y nada menos que uno de los sucesores; una de las alumnas de Yorumaru...

Shiro: Lo que me faltaba...Aspirantes en los jardines de la Mansión...

En el jardín de la mansión se encontraba la joven alumna de Yorumaru, y junto a ella, el ente que había acompañado a Shiro, Kozuke y Yorumaru hasta la mansión...

Shiro: Ustedes dos ¿qué están haciendo?

La joven y aquél ser no prestaron atención a las palabras de Shiro, y continuaron con su entrenamiento; al ver ésto, Shiro termina hartándose, empuñando su espada Kusanagi para detenerlas...

???: ¿Por qué interfiere en mi entrenamiento y nos detiene de ésta manera?

Shiro: Los ruidos que hacen con sus armas me desconcentran, además ¿qué hace aquí una sucesora con "eso"?

???: Estoy aquí entrenando por petición de mi maestro, Yorumaru...¡¡Y no se refiera a ella como "'eso'"! ¡No sea tan descortés!

Aquellas palabras enojaron a Shiro aún más; para él era inconcebible que un sucesor, y más una alumna de Yorumaru, le hablara de esa manera...

Shiro: Mira quien habla sobre ser descortés...Una joven que está perturbando mi tranquilidad y que, además, no tiene ni la más remota intención de decir su nombre...

???: Mi nombre es Emi Akari, y no perturbamos la tranquilidad de nadie, ¡Solo estamos entrenando en este jardín donde no molestamos a nadie!

Mientras ambos levantaban cada vez más la voz mientras hablaban, el ente los miraba sin pronunciar palabra alguna, sin moverse, manteniéndose siempre en la misma posición que adoptó una vez frenado el combate...

Shiro: ¡¡Perturban mi tranquilidad, eso más que suficiente para que no sigan entrenando aquí!!

Emi: Pero...¡Perturbar la tranquilidad sería que rompiésemos cosas o destruyéramos algo como ésto...!

Justo en ese momento, Emi empuñó su katana, y de un solo movimiento, cortó varias esculturas que se encontraban en aquél jardín...

Shiro, sorprendido por lo que hizo Emi, se encontraba aún más enojado que antes, tras ver como Emi destrozaba aquellas esculturas...

Shiro: ¡¿Te crees capaz de enfrentar al Ángel del Hielo!?

Yorumaru: Shiro, detente ya...

Yorumaru, quien venía caminando hacia ellos, se encontraba escoltado por Kozuke y Yashamaru. Todos se mostraban algo adormecido, algo que, de todas maneras, no les quitaba el énfasis en sus pasos...

Kozuke: No estarías por entablar un combate con la alumna de Yorumaru ¿verdad, Shiro?

Shiro: No te interesa, Cabeza de zanahoria...

Yashamaru: Paren...Deberían de ser lo suficientemente maduros como para no pelearse por cualquier cosa...

Shiro: Deja de decir estupideces; empiezas a parecerte a Cero, con toda esa charada pacifista...

Aquellas palabras habían logrado molestar a Yashamaru, quien, sin pensarlo, respondió a Shiro de la mejor manera que encontró...

Yashamaru: ¡¿Quieres que te muestre hasta dónde llega mi pacifismo?!

Kozuke: Yashamaru, acabas de romper lo dicho en tus palabras; Shiro, estás incitando a todos a pelear, para de una vez...

Sin fijarse más en la absurda pelea de sus compañeros, Yorumaru se acercó al ente, a su extraña creación, estirando su mano hacia ella, entregándole el sobre que, anteriormente, había encontrado...

Yorumaru: Siento haberla leído...

Sin decirle nada más, Yorumaru le dio la espalda, comenzando a caminar una vez más hacia la Mansión...

Yorumaru: Yashamaru, quédate aquí con Emi...Kozuke, Shiro, ¿Pueden acompañarme?

Obedeciendo la petición de Yorumaru, Yashamaru se mantuvo en los jardines de la mansión, junto a Emi y el ente, mientras Shiro y Kozuke procedían a acompañarlo al interior de la mansión...

Shiro: ¿Pasó algo? ¿También han salido por el ruido que hacía esa niña, verdad?

Una vez dentro de la mansión, Shiro se dirigió hacia sus compañeros, con la esperanza de encontrar una respuesta que apoyara sus razones de inmediato...

Kozuke: Esa niña es tan hábil como tú con la espada, Enano...

Sin decir palabra alguna, Shiro frunció el ceño, esperando una respuesta por parte de Yorumaru, suponiendo que él lo apoyaría...

Shiro: ¿¡Acaso no piensas decir nada, Yorumaru!?

Yorumaru: ¿Qué debería decir?

Por alguna razón, la respuesta de Yorumaru había hecho que Shiro enmudeciera por completo...Algo no estaba bien...¿Por qué Shiro se sentiría de tal manera, solo por las palabras de alguien a quien siempre logró superar?

Los tres Shinobis caminaron a lo largo del salón principal de la mansión, hasta llegar a la habitación de Alastor...

Shiro: ¿No se cansan de venir hasta aquí siempre que tienen que hablar?

Yorumaru: Supongo que es una mala costumbre...

Dejando caer una pequeña caja sobre la antes cama de Alastor, Kozuke se dispuso a sentarse en la silla más próxima a él, quedando de frente hacia Shiro y Yorumaru...

Kozuke: Encontramos ésto hace unas horas; ¿sabes qué es, Shiro?

Shiro: ¿Debería de saberlo? Es solo una caja de cartón...

Tomando aquella pequeña caja de la cama de Alastor, Yorumaru se dispuso a sentarse sobre ésta, quedando justo frente a Shiro, sosteniendo el pequeño paquete sobre sus piernas...

Yorumaru: No veo una razón para que sepas qué es...Pero esperábamos que supieras quién lo ha traído...Después de todo, tus cámaras están incluso en los baños de éste lugar...

Sorprendido por la afirmación de Yorumaru, y aparentemente enojado, Kozuke golpeó la cabeza de Shiro con su mano, haciendo que éste cayera de rodillas, justo a un lado del viejo escritorio de Alastor...

Shiro: ¡¿Por qué demonios me golpeaste?!

Kozuke: ¡¿Por qué demonios nos espías?!

Aún calmado, ante la discusión de sus compañeros, Yorumaru procedió a separarlos de una manera simple; no había hecho más que halar a Shiro por su cabello, haciéndolo caer al suelo...

Yorumaru: Cálmate, Kozuke...Esas cámaras podrían servir alguna vez; después de todo, hay ventanas en los baños de la mansión, cualquiera podría entrar e invadirnos por medio de ellas...

Kozuke: Par de pervertidos...

Aún en el suelo, Shiro se dispuso a contestar las palabras de Kozuke, con el ceño fruncido, tratando de retirar su cabello de las manos de Yorumaru...

Shiro: ¿Pervertidos? En éste lugar solo hay hombres...

Kozuke: ¿Y tus sirvientas?

Shiro: Verlas sería como verme a mi mismo, cabeza de Zanahoria...

Perdiendo la paciencia, Yorumaru procedió a soltar a Shiro, dejando que éste se levantara, poniéndose él también de pie, entregándole la caja a Kozuke...

Yorumaru: ¿Seguirán tomando todo ésto como un chiste? Han estado pasando muchas cosas últimamente, lo menos que podemos hacer es tratar una simple conversación con seriedad...

Shiro: Es solo una caja...Podemos abrirla con toda tranquilidad...

Justo al terminar de hablar, Shiro tomó la caja de manos de Kozuke, abriéndola sin una sola pizca de cuidado...

De su interior, Shiro tomó un pequeño cuchillo, con una empuñadura similar a la de una espada, de una coloración azul; atado a su empuñadura, se encontraba un pequeño trozo de papel, una suerte de mensaje...

"Bienvenidos sean, aquellos que por mi han vagado"

Shiro: Ha de ser un chiste más...¿Alguien en la mansión utiliza cuchillos como forma de ataque?

Kozuke: Alguno de tus empleados, tal vez...

Yorumaru: Solo un cuchillo...Kozuke, estás más cerca de él que yo ¿Sientes algo de él? ¿Puedes sentir algo de esa nota?

Curioso, y aprovechándose de las habilidades de Kozuke, las cuales compartía con él, Yorumaru preguntó a éste si, en efecto, podía sentir quién había escrito aquella pequeña nota, o por lo menos, quién había dejado el cuchillo en aquél paquete...

Kozuke: Nada en lo absoluto...Quien lo haya hecho, supo camuflar muy bien su energía...

Yorumaru, sin decir palabra alguna, tomó el cuchillo de manos de Shiro, revisándolo enteramente por sí mismo...

Yorumaru: Supongo que tendré que buscarlo por mi mismo...¿Puedes encargarte de Emi, Kozuke? Dudo que sea buena dejarla sola con Shiro suelto...

Shiro: Hablas de mi como si fuera un psicópata...¿Qué podría hacerle?

Kozuke: La pregunta es ¿Qué podría hacerte ella a ti?; te veías realmente indefenso cuando cortó esas estatuas...

Dejando escapar una pequeña risa, Yorumaru se dispuso a salir de la habitación, abriendo la puerta que se encontraba detrás de él, dejando atrás a Shiro y Kozuke...

Yorumaru: (Pensando) Supongo que no puedo hacer más que examinar ésta basura por mi mismo...

Caminando pacientemente, Yorumaru se dirigió hasta el exterior de la mansión, hasta los jardines; ignorando a su alumna y a su doppelgänger, Yorumaru se limitó a caminar hasta las lápidas que en los jardines principales se erguían, buscando únicamente la lápida en la que, hace una noche, había visto aquella hermosa rosa blanca...

En efecto, la flor seguía sobre aquella desolada lápida, sin inscripción ni dedicatoria alguna; pero más allá de ésto, otra flor se encontraba junto a ella. Totalmente diferente a la anterior, una Rosa negra, cuyo tallo se encontraba enteramente cubierto por espinas, las cuales parecían tener una leve coloración rojiza...

Sin decir nada más, Yorumaru se arrodilló ante la tumba y, tomando el cuchillo con su mano izquierda, se dispuso a tratar de averiguar no solo de dónde venía éste, sino de dónde habían sido traídas aquellas flores, tan familiares para él...

El Demonio que Anhelaba el puesto de Dios
- Der Wille zur Macht -

"Y una rosa, como señal de guerra y desolación, marcó una separación entre la muerte y el destino.
Tal vez solo el filo de la verdad puede acabar con un falso destino.
Tal vez solo el filo de la vida puede acabar con la muerte.
¿Qué filo podría ser capaz de detener a aquél capaz de controlar las riendas de una Guerra?
"

Sin decir ni una sola palabra, empuñando con fuerza aquél desgastado cuchillo, Yorumaru se mantenía plenamente concentrado, pensando únicamente en las dos hermosas rosas que, frente a él, se ceñían sobre la desolada tumba de su anónimo acompañante...

Estirando su brazo frente a él, Yorumaru tocó los tallos entrelazados de ambas rosas con la punta del Cuchillo, provocando que, de alguna manera, las espinas de la Rosa negra empezaran a enroscarse en éste...

"La Muerte trata de regresar a su Origen"

Aquellas palabras, sin un sentido aparente, fueron lo único que pasó por la mente de Yorumaru, quien no hizo más que contener su asombro, manteniendo su vista ante la reacción de aquella flor al hacer contacto con la hoja de aquella pequeña daga...

Mientras Yorumaru trataba de encontrarle siquiera la más mínima cantidad de sentido a que aquellos tres objetos hayan aparecido en la mansión, en los jardines de ésta había comenzado otra suerte de discusión, una vez más, entre Shiro y Emi, a la cual terminarían uniéndose Yashamaru y su compañero, Itami...

Shiro: ¿¡Acaso es muy difícil pedirles que dejen de hacer ruido!?

Emi: ¡Nadie está haciendo Ruido! ¡Solo estoy tratando de entrenar!

Harto de aquella discusión, Kozuke, quien les acompañaba, se dispuso a ofrecerles una pequeña manera de desahogarse, una que no implicara tener que escucharles hablar por mucho tiempo más...

Kozuke: Supongo que no puedo ofrecerles nada mejor...¿Qué les parece llevar a cabo un entrenamiento que involucre a todos los que nos encontramos presentes ahora?

Itami: ¿Entrenamiento?

Yashamaru: Supongo que no estaría mal...

Acercándose a Kozuke, Yashamaru, en un tono de voz casi inaudible, expresó, en parte, lo que pensaba acerca de hacer que Emi y Shiro entrenaran juntos...

Yashamaru: Se matarán entre sí...

Kozuke: Si tenemos suerte, lo harán, Yashamaru...Si tenemos suerte, lo harán. (Riendo)

De acuerdo con la idea, Shiro desenfundó su espada, preparado para atacar a cualquiera que empuñara un arma contra él...

Kozuke: (Susurrando) Y al parecer, tendremos más suerte de la que necesitamos... (Riendo)

???: ¿¡Puedo participar, verdad!?

Con un entusiasmo digno de un niño, una joven mujer, incluso más baja que Shiro, preguntó a sus acompañantes si podía participar...Aquella mujer no era más que el ente que, desde hacía una noche, había estado acompañando a Shiro, Kozuke y Yorumaru...

Kozuke: Supongo que puedes...

Shiro: ¿Quién se supone que eres?

La pregunta de Shiro no había hecho más que molestar, por alguna razón, a Emi, quien, en el momento en el que pensaba responderle a éste, había sido interrumpida por la persona a la que iban dirigidas aquellas palabras...

???: Mi nombre es Hitomi, Kurayami Hitomi...

Kozuke: ¿Kurayami?

Hitomi: Lo siento...No puedo recordar nada más que eso...

Sin más, tanto Kozuke como Yashamaru empuñaron también sus armas, dando inicio a un entrenamiento en el que, por alguna razón, Shiro había aceptado participar, sin importarle siquiera que el motivo de su enojo era el ruido de las espadas de sus ahora contrincantes...

Acercándose a Emi, Hitomi trató de alzarse hasta la altura de su rostro, cosa que se le imposibilitó, haciendo que ésta primera se inclinara ligeramente...

Hitomi: (Susurrando) No es necesario que me defiendas más...

Sin decir nada más, y sorprendido en parte a Emi, Hitomi no hizo más que alejarse de ella, siguiendo a Kozuke y a Yashamaru, quienes se dirigían a los jardines traseros de la Mansión, lugar donde se llevaría a cabo la suerte de entrenamiento que realizarían...

Advertisement