Wiki Akatsuki Afterlife
Advertisement
El Despertar del Demonio
Hikaru niño


Información
Siguiente El Viaje de Regreso
Saga Gaiden: El Pasado de un Demonio
Personajes
Hikaru Kyōfu
Souta Kyōfu
Amane

Lo que tanto anhelo[]

Como se sabe, el Clan Kyofu está rodeado de gran misterio para quienes lo ven desde una vista lejana. Pero por dentro, el Clan no muestra demasiadas diferencias a lo habitual en los clanes. La única diferencia, la cual no es algo mínimo, es que los que portan la sangre Kyofu también porta sangre demoníaca, o al menos eso se cree. Esto se debe a las grandes capacidades que poseen sus miembros. Aún así se sabe demasiado poco ya que se oculta y censura todo lo relacionado al mismo.

Hikaru, un pequeño niño de ocho años, quien fue criado y entrenado como un asesino, aún no descubre lo que lleva en sus venas, ya que su poder debe despertar. Souta, su padre, decepcionado de las nulas habilidades de su hijo, pierde por completo las esperanzas en él. Desde muy pequeño Hikaru fue criado por diferentes subordinados del Clan, quienes estaban capacitados para darle una buena vida y un buen entrenamiento. Vale aclarar que los términos mencionados con anterioridad no se adaptan a la comprensión básica de los mismos, por lo que un buen entrenamiento dentro del Clan Kyofu consta de varios años de exigencia física como mental. Gracias a eso Hikaru creció como un niño fuerte, estando al nivel de ninjas que duplicaban su edad.

Se suponía que luego de despertar su poder interior, el cual es igual a liberar las limitaciones de su poder, iba a ganarse el título de Asesino de Élite, trabajo principal del clan, similar al trabajo de los Shinobi. Pero todo esto estaba planeado para tres años atrás, donde nada de lo mencionado sucedió. A pesar de demostrar grandes habilidades como asesino, Souta rechazó a Hikaru como su heredero. Esto no afectó en nada a Hikaru ya que nunca reconoció a Souta como su padre, dicho en otras palabras, él solo lo veía como aquel hombre que controlaba todo lo que sucedía en su vida. Incluso, Souta despidió, y por despedir hace referencia a asesinar, a todos aquellos sirvientes que criaron a Hikaru y estuvieron a su lado en su niñez, con la excusa de haber fallado en su crianza. Esto tampoco afectó a Hikaru en lo absoluto, después de todo para un asesino no debe mostrar debilidad ante los sentimientos o emociones, pero esta no era la razón de eso. Hikaru siempre anheló una familia, por más ridículo que suene, aunque en el fondo y hasta el momento nunca supo el significado de esa palabra. Familia.

¿Que significa? ¿Que representa? ¿Lazos sentimentales o compromiso por los lazos sanguíneos? - Preguntas que rondaban en su cabeza, tanto por las noches como por las tardes. Alejado de aquellos con quien compartía lazos sanguíneos y alejado de aquellos que lo criaron y le enseñaron todo, incluso el significado de esa palabra, pero nunca tuvo la oportunidad de preguntar detenidamente, y ahora ya era demasiado tarde.

Vuelta a la Vida[]

Como todos los días, Hikaru entrenaba arduamente. Lanzando golpes al aire, practicando su estilo y demás. Una dulce y angelical voz interrumpió su concentración. Desvió su mirada a un lado, y notó que en la entrada al patio donde se encontraba entrenando estaba parada una joven muchacha de frágil apariencia que lo miraba fijamente. Él se acercó en señal de respuesta a lo que ella buscaba. "Tu debes ser Hikaru, encantada de conocerte, mi nombre es Amane" - Dijo la chica, con demasiada amabilidad. La mirada de Hikaru lo dijo todo, claramente no le agradaba aquella chica, la cual continuó sonriendo a pesar de todo.

Hikaru pegó media vuelta y volvió a donde se encontraba unos minutos antes, preparado para continuar con su rutina de entrenamiento. "Al final si eres como te describen" - Interrumpió con su dulce voz, mientras con su mano tapaba su boca intentando ocultar una pequeña risa.

Hikaru: ¿Te enviaron a cuidar de mi, no es así? Déjame decirte que no es necesario.

Amane: Eres demasiado inteligente y persuasivo, digno de los Kyofu. Me sorprende que no veas necesario que esté contigo.

Hikaru: No lo es, puedo cuidarme solo.

Amane: No lo creo, estoy al tanto de tu historial. ¿Me harás repetirlo? La vez que volaste por los aires tu habitación, o la vez que quemaste los baños, o aquella vez...

Hikaru: ¡Ya ya! Eso es cosa del pasado. ¿Que tiene que ver todo eso?

Amane: A lo que me refiero es que cuando seas lo suficientemente fuerte y maduro para cuidarte solo, te dejaré tranquilo como quieres.

Amane mantenía su agradable sonrisa, pero esas palabras habían golpeado el orgullo de Hikaru, quien a pesar de ser tan solo un niño le llegaron profundo. Él se le acercó, lo suficiente como para no poder avanzar más sin entrar en contacto, y la miró seriamente a los ojos. Este intimidante movimiento no la persuadió en lo más mínimo. "¿Que tan capaz te crees? Apenas eres unos centímetros más alta que yo, mira tus brazos y piernas son igual a los míos o, incluso más pequeños" - Dijo Hikaru de forma desafiante. Amane dio un paso hacia atrás, inclinó levemente sus rodillas, uno de sus brazos lo adelantó y elevó a la altura de su hombro, mientras que el otro brazo lo mantuvo a la altura de su cintura y cerrando su puño. Claramente estaba en guardia, eso solo significaba una cosa, las palabras ya no valían más, a partir de ese momento quien sea más fuerte hará valer su palabra.

"No esperaba que fueras tan veloz" - Dijo Amane, mientras terminaba de acercarse para luego sentarse en el suelo, al lado de un agotado Hikaru que se encontraba recostado de espaldas en el suelo.

Amane: No debes frustrarte, realmente eres el chico más fuerte que he visto.

Hikaru: No necesito de tu consuelo, puedo ser muy diferente a como me describen, nadie en este lugar me conoce en verdad.

Amane: Eso parece.

Hikaru: Eres diferente a los demás. No te disculpas cada vez que me molesto, ni me tratas como alguien superior.

Amane: Puede ser porque no tengo experiencia en esto, después de todo solo soy una novata dentro de los sirvientes de los Kyofu. ¿Te molesta que sea así?

Hikaru: No... De hecho me agrada.

Amane se mostró sorprendida ante esas palabras, incluso se sonrojó un poco, y era la primera vez que un chico le decía un cumplido, a pesar de que ese chico fuera unos diez años menor que ella. Ella rió largando una carcajada, dejando algo confundido a Hikaru.

Hikaru: ¿Que es tan chistoso?

Amane: Nada nada, creo que podríamos llegar a llevarnos bien.

Hikaru: ¿Acaso no sabes lo peligroso que es? Muchos han muerto sólo por estar a mi lado.

Amane: Lo se, pero no pienso morir. Si hay alguien que le de fin a mi vida... ese serías tú.

Hikaru quedó completamente sorprendido, Amane esbozó una gran sonrisa, él quitó la mirada algo avergonzado, logrando que ella al verlo le causará gracia su expresión. De un momento a otro la situación cambió. ¿Eso fue una declaración de lealtad?.

Así fue como se forjó su relación, ellos se habían vuelto muy cercanos. A pedido de él, ella solo seguía sus órdenes volviéndose compañeros de entrenamiento e incluso travesuras, juntos pasaban la mayoría del tiempo. En menos de un año ella logró ser el filtro para que Hikaru viera que no todos eran iguales, y que no estaba solo. Su hermana, quien a la distancia lo observaba, había podido ver a su hermano reír y verlo feliz por primera vez. Aún así Hikaru seguía atado a su clan, pero eso ya había dejado de importarle ya que definió sus propias prioridades.

Souta estaba al tanto de todo, ya que dentro de la propiedad de los Kyofu nada se le escapaba. En su habitación, que también funcionaba como su oficina, se encontraba sentado en el suelo, como era tradicional a la hora de hablar. Amane fue citada e invitada a pasar, con el fin de charlar a solas con Souta. Su presencia era pesada a la hora de encarar una mirada para ella, sin saber el porqué, ella no podía actuar de otra forma más que mostrándose sumisa frente a Souta.

Souta: Has hecho un gran trabajo.

Amane: Gracias, señor Kyofu

Souta: Puedes tomarte un descanso, a partir de ahora me encargaré yo.

Amane: Disculpe, pero yo pued...

Souta se incorporó lentamente, interrumpiendo a Amane quien terminó por tartamudear sin finalizar lo que iba a decir, él pasó caminando lentamente a su lado, abrió la puerta y se fue, Amane se quedó inmóvil en el lugar, al parecer convencer a los Kyofu de algo era imposible, pero ella temía por Hikaru. Él se encontraba durmiendo en su habitación mientras la noche era iluminada por la potente luz que reflejaba la luna, un intenso sonido de goteo interrumpió su sueño, provocando que se despertara algo fastidiado. El sonido del goteo se volvía cada vez más intenso y molesto, Hikaru se asomó a la ventana y divisó una silueta negra, su instinto lo llevó a saltar por esta y perseguirla. Rápidamente esto lo llevó cerca de su lugar de entrenamiento, aquel amplio patio al aire libre detrás de la residencia central. El sonido del goteo se había detenido, sus oídos podían apreciar la tranquilidad de la noche, pero sus ojos no. Como si fuera el comienzo de su locura, sus ojos se movían de lado a lado, siguiendo el movimiento de varias sombras que iban y venían a su alrededor. ¿Enemigos? ¿Acaso era un golpe a su Clan? Esas preguntas eran lo de menos. "¿¡Porque solo las veo y no oigo ni siento nada!?" - Gritaba internamente Hikaru, seguir a las siluetas ya empezaba a marearlo, tan solo estar parado, quieto en su lugar, y ver moverse cerca de veinte siluetas oscuras a su alrededor, pero no sentir presencia alguna le aterraba. ¿Fantasmas?. No, no puede ser.

No podía calmarse, era como si la noche le asfixiara, la luz de la luna lo cegaba poco a poco. ¿Será efecto de algún veneno? ¡Imposible!. Ningún tipo de veneno podía afectarle tanto y en tan poco tiempo, su cuerpo lo resistiría. Su única conclusión era que todo era un absurdo sueño sin sentido. ¿Cuando iba a despertar?. Fue en ese momento donde logró sentir una presencia. "¡Hikaru!" - Aquella dulce voz resonó en la noche, provocando que él voltease y se encontrara con el peor panorama posible. Claramente era Amane pero su rostro no mostraba su cálida sonrisa habitual, Hikaru bajó lentamente la mirada notando que su brazo atravesaba el estómago de Amane, ella escupió un poco de sangre y luego calló arrodillada. Hikaru rápidamente la tomó en sus brazos, pero parecía que ella se había vuelto sumamente pesada, ¿o era su cuerpo que se había debilitado?. Hikaru estaba en shock, ella lentamente levantó sus brazos y los puso alrededor de él, abrazándolo.

"Tranquilo, esto pasaría tarde o temprano, realmente me alegro que hayas sido tú. Hey, alégrate, lograste el Kekkei Genkai de los Kyofu. Que estoy diciendo... Por favor, no llores. Vuélvete un hombre, un hombre fuerte que pueda con cualquier enemigo y logre sus objetivos, simplemente vive. Lo siento, me hubiera gustado haberte acompañado más tiempo." - Decía lentamente y en voz baja Amane, mientras escupía otra bocanada de sangre.

"Ella cumplió con su objetivo, logró el trabajo que se le asignó. Ahora eres un Kyofu, lograste liberar el Semei Kikkan, esta era la única forma, hijo mio." - Dijo Souta, quien se encontraba varios metros de distancia, de brazos cruzados, y reposado contra una pared. Al decir esas palabras optó por marcharse.

Por otra parte, desde su habitación, Emi, hermana mayor de Hikaru, se encontraba triste por la perdida que sufrió su hermano, pero sabía que ahí no terminaba todo. Ella se acurrucó en su cama y tapó sus oídos. Hikaru, tomando en brazos el cuerpo de Amane, soltó un grito que desgarró por completo la noche. ¿Quien dijo que los Demonios no sufrían al igual que los Humanos?. Al final logró comprender el significado de familia y, a la vez, lo que significa perderla.

Advertisement